Que el bostezo es un comportamiento fisiológico contagioso es algo que probablemente no le pille por sorpresa, pero quizás sí le sorprenda que la incapacidad para imitarlo cuando se ve puede ser signo de una psicopatología o un problema neuronal. Así lo demuestra por ejemplo un estudio japonés citado en el libro Comportamientos curiosos: bostezar, reír, hipar y más allá (Belknap Press, 2012, no editado en español), que desgrana lo que dice la ciencia sobre este habitual signo de sueño que, curiosamente, tiene mucho en común con otro hábito tan distinto como el estornudo.
El autor es el neurocientífico y psicólogo de la Universidad de Maryland Robert Provine, un científico atípico que prefiere investigar asuntos tan comunes como el hipo en lugar de otros aparentemente más complejos. La razón: "Actos curiosos como estos pueden convertirse en herramientas para examinar más profundamente acciones más amplias y más profundas", señala el investigador.
Pero ¿qué tienen en común el estornudo y el bostezo? El último es equiparable a la versión en "alta velocidad" del segundo, como se puede comparar viendo una reproducción en video de ambos cambiando la velocidad de la reproducción. El bostezo empieza con una inhalación más larga y concluye con una exhalación más corta, mientras que el estornudo se inicia con una inhalación más rápida y termina con una exhalación explosiva y ruidosa.
La expresión facial que acompaña a ambas acciones se construye en la fase inicial de las mismas, mientras que la cara se relaja durante la exhalación, que constituye el climax de ambos comportamientos. "Si la cara que se pone le parece vagamente familiar en otro contesto, es porque la ha visto como parte del orgasmo", escribe Provine.
Curiosidades sobre los bostezos
Pero si bostezo y estornudos tienen similaridades, también presentan diferencias. La más conocida es el contagio, algo que sólo afecta al primero de los comportamientos. Además, la ciencia ha demostrado otros "detonadores" del bostezo, que se puede incluso provocar pensando en ello. Es más, si usted está bostezando en este momento no quiere decir -o no necesariamente- que este artículo le esté pareciendo aburrido; un estudio demostró que el 28% de los sujetos que leen un reportaje sobre bostezos durante cinco minutos acaban imitando este comportamiento.
Los bostezos no sólo se contagian, pues, por la vista. De hecho, se han reportado casos de contagio en ciegos y existe cierto debate sobre si también se da entre especies. Muchos dueños de perros aseguran haber contagiado a sus canes a la hora de bostezar, aunque hay estudios contradictorios al respecto.
Pero aunque el bostezo se puede contagiar o incluso generar al pensar en él, no se puede provocar voluntariamente. Es decir, si alguien te dice que bosteces, tú no lo podrás hacer, otro rasgo que comparte con el estornudo.
Otra característica común es que, una vez se pone en marcha el proceso, no se puede detener. "No existen medios bostezos", señala Provine.
Y sobre los estornudos
El jugador de beisbol Sammy Sosa se perdió la liga durante un mes por un mal estornudo. Es sólo uno de las anécdotas relativas a comportamientos fisiológicos que el neurocientífico menciona en su libro, en esta ocasión en el capítulo dedicado a los estornudos. El problema es que la fuerza del mismo, le provocó una lesión en la espalda, una nimiedad al lado de otro caso, una auténtica víctima mortal de un estornudo, que le causó una hernia cervical que acabó con una lesión grave que le llevó a la muerte.
Si alguna vez se ha desesperado por estornuda muchas veces seguidas, el lector se podrá siempre consolar pensando en la niña de nueve años que lo hizo 237 veces en 20 minutos y que, además, consiguió con ello que la echaran de su clase, a la que estaba interrumpiendo.
Los estornudos no son fáciles de estudiar, sobre todo porque son involuntarios. Aún así, la ciencia ha desvelado que existen distintos tipos, según lo que se haga lo que se haga con la mandíbula cuando viene el impulso.
Una cuarta parte de la población estornuda ante la exposición a la luz brillante, lo que se considera una curiosidad sin mayor trascendencia fisiológica.
Una cuarta parte de la población estornuda ante la exposición a la luz brillante, lo que se considera una curiosidad sin mayor trascendencia fisiológica.
Pero quizás lo más curioso que cuenta Provine sobre los estornudos se refiere a su condición de fetiche sexual. No es la única relación con el sexo de este impulso. Según el estudio Estornudos inducidos por ideación sexual u orgasmo: un fenómeno poco declarado, publicado por Mahmoood Bhutta y Harold Maxwell en la revista Journal of the Royal Society of Medicine, estornudar después de pensar en sexo o incluso del orgasmo no es raro. Eso sí, aclaran, no se puede dar a la vez. Si uno estornuda por pensamientos eróticos, no lo hará de verdad cuando alcance el climax. Téngalo en cuenta la proxima vez que escuche un achuss! a oscuras.