Son frecuentes las corrientes de opinión que en los últimos tiempos han criticado desde diversos enfoques el consumo de la leche animal por el hombre. Tales voces han afectado negativamente a la percepción de este alimento pese a estar amparadas por argumentos tan débiles como los de que engorda o incluso el de que ningún animal adulto toma leche, y menos de una especie distinta.
La comunidad científica ha aportado pruebas de que estas críticas no se corresponden con una realidad obvia y cuantificable: este líquido, por su composición, biodisponibilidad y accesibilidad es uno de los alimentos más apropiados para equilibrar la dieta. Según la doctora Julia Álvarez Hernández, responsable de la Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, buena parte de este potencial reside en que la leche "proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación al contenido calórico, aportando proteínas de alto valor biológico, hidratos y minerales".
Es una opinión coincidente con la del informe 'La leche como vehículo de salud para la población', editado por la Federación Española de Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), que destaca que su “valor nutricional es superior al de la suma de todos sus componentes, lo que se explica por el particular equilibrio de los mismos".
IMPORTANTE A CUALQUIER EDAD
Una de las críticas más recurrida es la que argumenta que ninguna especie toma leche en edad adulta. Es cierto que, de todos los mamíferos, el ser humano es el único que mantiene su consumo de leche continuado más allá de la lactancia e incluso con leche de otras especies, caso para nosotros de la vaca, la oveja o la cabra, mayormente. Pero el hecho choca frontalmente con otra evidencia que destacan los expertos: como seres omnívoros el ser humano está predispuesto a ingerir todo aquello que le aporte nutrientes. Y en eso, los lácteos tienen el privilegio de ser uno de los alimentos más completos.
Durante la lactancia no hay discusión. En esa etapa en la que el sistema digestivo está aún en adaptación, la madre aporta al hijo por medio de la leche los nutrientes necesarios para su desarrollo adecuado. Esto es así incluso desde el embarazo, donde diferentes estudios han constatado que las leches, especialmente las enriquecidas con omega-3, ayudan al desarrollo cognitivo y visual del feto, como recoge el documento de la FINUT y la FEN, firmado por el doctor Ángel Gil y el profesor Gregorio Varela Moreiras, presidentes de ambas entidades respectivamente.
Pero además, es un vehículo excelente de calcio, un mineral que el cuerpo necesita tomar de forma externa pero que resulta vital para su correcto desarrollo y mantenimiento óseo. El aporte de esta sustancia es otro de los beneficios que colocan a la leche por encima de otros alimentos. El doctor Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas, explicaba a EL ESPAÑOL que "para obtener la misma cantidad de calcio que contiene un vaso de leche, habría que tomar grandes cantidades" de otros alimentos o incluso de las mal llamadas 'leches' vegetales, que se han presentado como una alternativa pero que, no obstante, no se acercan a las bondades nutricionales de la leche, ni por su contenido en calcio ni mucho menos por la biodisponibilidad del mismo, muy superior en la leche.
Por cantidad y calidad, la leche ofrece un porcentaje muy elevado de este nutriente pero, como destacaba Díaz, incluso más importante que eso es la capacidad de absorción en el organismo que ofrece frente a otros alimentos con elevados niveles de calcio. Los datos muestran que mientras el 32% del calcio de la leche pasa al cuerpo, el porcentaje cae al 21% en las almendras o al 5% en las espinacas, por citar algunos ejemplos. No son datos estériles: este componente también es necesario para regular el ritmo cardíaco, para la recepción y envío de señales nerviosas y para la relajación muscular, entre otras funciones.
EL FUTURO DE LA LECHE ES HOY
La leche es un alimento trascendental en todas las etapas de la vida por su densidad nutricional y para situaciones concretas como el embarazo o incluso para deportistas de alto nivel. Pero las ventajas de este líquido van más allá. La leche es también un muy buen vehículo de otros nutrientes, lo que permite el desarrollo de alimentos adaptados a las necesidades nutricionales de diferentes grupos de población.
Así, por ejemplo, gracias a las leches sin lactosa, los que padecen intolerancia a este azúcar, que según las estimaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es el 34% de la población española, pueden mantener la ingesta recomendada de leche sin renunciar a sus beneficios y salvando las molestias digestivas asociadas a ese trastorno. De la misma manera, la leche puede ser enriquecida en ácidos grasos omega-3 que favorecen el desarrollo del feto y del recién nacido, además de ser de gran utilidad en la prevención de la enfermedad cardiovascular.
La composición de la leche, por sí misma, es equilibrada y completa, con componentes de calidad que tocan buena parte de aquello que necesita el cuerpo humano y que, por tanto, resulta muy sencilla de adaptar a todo tipo de dietas. A ello ayuda la prestancia de la leche para suplementarse, como anteriormente decíamos, con calcio u omega-3, o vitaminas, etc. que refuerzan sus beneficios en el organismo.
Para necesidades concretas
Esta última categoría entra dentro de lo que el 'Libro blanco de los lácteos' editado por FENIL denomina "Lácteos funcionales", productos lácteos cuya utilidad está demostrada para obtener un "efecto beneficioso en el organismo, más allá de los efectos nutricionales habituales". Dicho de otra manera, se trata de un paso adelante en las posibilidades de este líquido que hace miles de años incluso sirvió para dar nombre a nuestra galaxia. En este caso, la posibilidad de adaptar su composición de forma sencilla a necesidades específicas ayuda no solo a paliar los efectos de enfermedades y alergias sino a hacer más atractivo su consumo para toda la población.
De hecho, como destacan en su informe los profesores Ángel Gil y Gregorio Varela, el aumento de la obesidad y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares "ha aumentado el interés público por la disminución del consumo de grasas" y más cuando según ambos expertos, muchos organismos nacionales e internacionales relacionados con la salud recomiendan reducir el consumo de grasa láctea. Ambos afirman que "la justificación científica que apoya esta recomendación está en claro proceso de revisión" y, en todo caso, la industria láctea también ha respondido ante este hecho ofreciendo leches de contenido reducido o nulo de grasa y derivados con ácidos grasos modificados que, además de ajustarse a esas polémicas recomendaciones, pueden ofrecer beneficios en la salud y un "efecto protector a través de algunos ácidos grasos saturados presentes en la grasa láctea".
'Los beneficios de la leche: la ciencia como mejor argumento' es un contenido patrocinado por Instituto Puleva de Nutrición.