Este verano está siendo muy cálido en Siberia, con hasta 12ºC de subida en algunas regiones con respecto a los últimos años. Como consecuencia, hay vegetación que empieza a crecer en lo que antes era tundra y se están produciendo incendios en las míticas estepas siberianas. En la península de Yamal que baña el Ártico, el hielo perpetuo se ha descongelado y con él, han brotado de las profundidades los cadáveres de unos renos que murieron de ántrax en 1941.
En total, según informa el Siberian Times, hay ahora mismo un niño muerto y 90 personas hospitalizadas a causa del brote de carbunclo, que además ha acabado con la vida de más de 2.000 renos en apenas semana y media. Los principales afectados son los Nénets, ganaderos semi-nómadas que se encargan de cuidar de estos animales, y sus familias, que han sido trasladados a unos 60 kilómetros de la zona donde comenzó la infección.
El ántrax (Bacillus anthracis) que mató a aquellos renos ha permanecido cobijado en sus cadáveres durante 75 años. En aquel momento, los siberianos andaban ocupados peleando contra el ejército nazi, que avanzaba hacia Rusia en la llamada Operación Barbarroja.
De espora a amenaza
Esta bacteria logra resistir durante años convirtiéndose en una espora cuando la temperatura baja demasiado, resistiendo en ese estado hasta que la temperatura aumenta y pueden pasar a un modo más infeccioso. Cuando vuelve a la vida, este microbio se incorpora al ganado a través del agua licuada o permaneciendo en el pasto.
El gobernador de Siberia, Dmitry Kobylkin, declaró la semana pasada el estado de emergencia. "Ahora lo más importante es la seguridad y el bienestar de nuestros paisanos, los cuidadores de renos y los especialistas que tratan con la cuarentena", declaró Kobylkin a la agencia AP.
Las noticias no han pillado a los científicos por sorpresa. Ya en 2011, científicos de la Academia Rusa de Ciencias alertaron, en un estudio publicado en Global Health Action, de lo que podría pasar con 200 fosas comunes de reses que murieron de ántrax en la provincia rusa de Yakutia, al este de Siberia, si las temperaturas seguían aumentando.