Basta con echar un vistazo a las estanterías de cualquier supermercado e incluso a las cartas de los nuevos restaurantes. Los alimentos sin gluten están cada vez más presentes en la sociedad occidental y España no se salva de esta tendencia.
Hasta la fecha, explica a EL ESPAÑOL el especialista en Digestivo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid Luis Alberto Menchén, la ciencia sólo indica la dieta sin gluten para tres patologías o condiciones: la celiaquía, la alergia al trigo y la dermatitis herpetiforme.
Así, podría deducirse que si el consumo de alimentos de gluten se está disparando es porque también lo está haciendo la prevalencia de estos trastornos. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista JAMA Internal Medicine ha demostrado que las cifras de personas afectadas por enfermedad celiaca se mantienen establecen en EEUU de 2009 a 2014. El trabajo, a partir de una encuesta a más de 20.000 personas también cuantifica el porcentaje de personas que se ha sumado a la dieta sin gluten, que ha crecido considerablemente en esos mismos años.
En concreto, en el curso 2009-2010 el 0,70% de los encuestados era celiaco, cifra que subió ligeramente al 0,77% en 2011-2012 y volvió a bajar al 0,58% en 2013-2014. Con respecto a las personas que se adherían a una dieta sin gluten, la tendencia resultó ser muy distinta: un 0,52% el primer curso, que subió a un 0,99% el segundo y ascendió al 1,69% en el periodo 2013-2014.
Razones de un aumento
Aunque en España no existe un estudio similar, Menchén opina que los datos de prevalencia de la enfermedad celiaca en España son "estables" y son de "un poco menos del 1%". El médico atribuye a una moda el aumento de la dieta sin este compuesto, aunque destaca que no es esa la razón que aducen los que la siguen. "Muchos creen que mejoran sus enfermedades de origen autoinmune, como el intestino irritable, pero esta mejoría puede deberse al efecto placebo", resume el experto. "No hay evidencia científica para asegurar que la dieta sin gluten mejora cualquier otra condición que no sean las tres anteriormente descritas", insiste.
El especialista se muestra también escéptico con la llamada "sensibilidad al gluten", una condición que aducen padecer muchas de las personas que opta por este tipo de dieta sin estar enfermos. "Cuando la gente viene diciéndome que padece esto, yo les digo la verdad: que se trata de una entidad mal caracterizada y que la evidencia de que retirar el gluten de la dieta les puede ayudar no es suficiente", aclara.
Eso sí, Menchén subraya que comer sin gluten no tiene por qué ser peligroso. "Es como si decides hacer una dieta sin pepinos", bromea.
¿Y si no es el gluten?
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, la médico de familia de la Universidad de California Daphne Miller se pregunta sobre las causas del fenómeno del aumento de este tipo de alimentación. Aunque reconoce que la moda fomentada por el márketing y los medios de comunicación puede explicar gran parte, señala lo reconocido por Menchén: la gente ve realmente efectos positivos a deshacerse del gluten en su dieta.
"Es importante para los médicos entender si, en la mayoría de los casos, la responsable de la mejoría de los síntomas es la eliminación del gluten o el hecho seguir este tipo de dieta que implica otras elecciones nutricionales con efectos positivos", escribe Miller.
El especialista en enfermedades digestivas del hospital madrileño ahonda sobre esta misma idea: "Claro que la gente adelgaza cuando se apunta a la dieta sin gluten; entre otras cosas dejas de comer donuts, miguelitos de la Roda..."
"Seguir una dieta sin gluten significa diferentes cosas para cada persona y el grupo que se está adhiriendo a esta tendencia alimentaria es muy heterogéneo. Investigadores y médicos podemos aprovechar esta oportunidad para entender como los factores asociados con esta dieta afectan a una diversidad de síntomas, incluyendo la función gastrointestinal, la capacidad cognitiva y el bienestar general", concluye.