Bastan treinta segundos, medio minuto, para que un médico contribuya a que un paciente suyo pierda peso. Así concluye un peculiar estudio publicado en The Lancet que compara dos intervenciones de médicos de atención primaria en 2.256 pacientes obesos.
Como escriben los autores, de la Universidad de Oxford, la teoría y las guías de práctica clínica son claras: cualquier médico que se precie de serlo debe animar a un paciente obeso a perder peso. Sin embargo, en distintas encuestas se ha visto que esto dista de ser la norma. Y los galenos tienen buenas razones para justificar su falta de iniciativa. En concreto, se hablaba de tres barreras: el tiempo, la creencia de que una intervención en este sentido no va a ser eficaz y el temor de que los pacientes se sientan ofendidos.
El estudio pretendió dar o quitar la razón a quienes evitan la charla incómoda con los obesos. La primera barrera que se tenía que eliminar era el tiempo; los autores diseñaron dos intervenciones que apenas robaban 30 segundos de la consulta. La primera consistía en enviar a los pacientes a un programa de pérdida de peso de 12 semanas de duración consistente en una terapia de grupo de una hora cada siete días.
Se trata de una intervención que, al contrario que en España, en Reino Unido sí está cubierta por el servicio nacional de salud. Normalmente lo organizan empresas privadas, que reciben sus honorarios de la sanidad pública. En España, opera una empresa de este tipo, Weight Watchers, pero la escogida para este estudio concreto fue otra, Slimming World, que no está presente en nuestro país.
A la mitad de los pacientes se les recomendó acudir a este programa y, si aceptaban, el médico se aseguraba de que el paciente hubiera llamado para pedir cita y hacía seguimiento de su asistencia. Al 50% restante, y también en 30 segundos, se les explicaba cómo su salud se beneficiaría de la pérdida de peso.
Un año después del inicio del estudio tocó responder a la gran pregunta: ¿era eficaz perder tiempo hablando de peso a personas que, seguramente, ya sabían que tenían un problema? La respuesta fue afirmativa, ya que todos los pacientes a los que se les habló del tema lograron adelgazar. Lo hicieron más los derivados a la terapia de grupo (que perdieron una media 2,43 kg), pero también los otros, que se despojaron de 1.04 kg. de media.
Además, se vio que abordar el asunto no ofendía ni mucho menos a los pacientes. Menos del 1% de los mismos declararon sentirse incómodos con la intervención del galeno. Conclusión: si su médico le habla sobre su sobrepeso, no se ofenda; es posible que le de el empujón que necesita para mejorar de una vez por todas su estilo de vida.