En 2011, la directora de marketing de Coca-Cola South Pacific, Lucie Austin, creó una campaña publicitaria que llegó a ser conocida como "Comparte una coca" y que produjo que Coca-Cola vendiera más de 250 millones de botellas y latas con nombres en un país de poco menos de 23 millones de personas.
La campaña llegó a España en su día y, recientemente, se ha vuelto a poner en marcha. Pero no todos los nombres, y muchos menos los apellidos, están incluidos por lo que, atentos a la sensibilidad del consumidor que quiera tener su lata souvenir, la empresa de refrescos ha desarrollado una herramienta para que cada uno pueda diseñarse un envase personalizado y bajarse la imagen, como si se la hubiera encontrado en un supermercado.
Lo que seguramente no imaginarían los responsables de marketing de la conocida empresa es que este instrumento se le podría volver en su contra, con la iniciativa que ha difundido en su perfil de Twitter el dietista nutricionista Juan Revenga (19.800 seguidores).
El autor de, entre otros, el libro Adelgazame, miénteme (NB, 2015), utilizó una herramienta no oficial (fácilmente localizable en internet) para diseñar unas latas con cuatro nombres que, a buen seguro, no habrán gustado a la empresa: las cuatro enfermedades que, según explica Revenga a EL ESPAÑOL, "está muy contrastado que están asociadas al consumo de bebidas azucaradas": obesidad, diabetes, caries e ictus.
El nutricionista aclara a este diario que su intención no es "hacer daño" a la empresa, pero que sí le llamó la atención que la compañía "no se diera cuenta del peligro" de dejar la herramienta a disposición de cualquier usuario.
En realidad, en la versión oficial de la marca no se pueden diseñar latas con según qué nombres. EL ESPAÑOL ha intentado sin éxito reproducir las latas personalizadas de Revenga. "¿NO APARECE EL NOMBRE QUE BUSCAS? Prueba con otro o escribe uno de los siguientes:tu tío, tu tía, tu novia, tu novio, un (tu) amigo, una (tu) amiga, tu abuela, tu abuelo, tu hermana, tu hermano", reza un mensaje que aparece en pantalla, también cuando se intenta personalizar la lata con nombres como Satanás o tonto, entre otros.
Pero, además de la astucia de los desarrolladores autónomos, otros países han sido menos cuidadosos a la hora de dar libertad creativa a los fans de Coca-Cola. "En la versión de Reino Unido también hay palabras prohibidas", comenta Revenga, que ha utilizado la web de México para hacer más composiciones asociando a la bebida con sociedades científicas que, en ocasiones, han desarrollado vínculos con la marca.
Revenga aclara que, "ni mucho menos" Coca-Cola es el único producto cuyo consumo está asociado a estas patologías, aunque sí es la más conocida, al menos en nuestro entorno.
Pero ¿cree este especialista que la publicidad del refresco debería estar restringida como la de los otros productos asociados a riesgos para la salud, como el tabaco o el alcohol? Revenga comenta que hay dos estrategias que se están debatiendo en la actualidad: gravar estos productos en su comercialización o añadir en su envasado un mensaje advirtiendo de los peligros que supone su consumo para la salud.
Sin embargo, el nutricionista no aboga por que estas medidas se implanten de forma aislada. "Eso lo único que consigue es mosquear a la gente", reflexiona. Si se ponen en práctica, opina, ha de ser en "el contexto de una estrategia generalizada para reducir el sobrepeso y la obesidad", tal y como sugiere el reciente informe de la OMS sobre medidas impositivas en los alimentos, hecho público hace apenas dos semanas y que el propio Revenga analiza en su blog.