Aquellos pacientes hospitalizados que fueron tratados por una doctora registraron cifras más bajas de readmisión hospitalaria y mortalidad a los 30 días que aquellos que fueron tratados por médicos masculinos. No es una estadística cogida por los pelos ni un cúmulo de casualidades, sino el resultado de un estudio que ha abarcado 1,5 millones de hospitalizaciones durante cuatro años (2011-2015) y que publica la revista JAMA Internal Medicine.
Puede dar la impresión de que la práctica de la medicina es algo mecánico y que, en una mayoría de casos, es irrelevante quién sea el médico porque está obligado a seguir unos procedimientos validados por la comunidad científica. Sin embargo, estudios anteriores apuntaban a que, en realidad, hombres y mujeres practican la medicina de forma diferente, con ellas ajustándose más que ellos a las pautas clínicas y ofreciendo mayores cuidados preventivos a los pacientes.
Esta llamativa estadística se complementa con otras que dicen que las mujeres que se dedican a la medicina cobran menos por su trabajo que sus homólogos masculinos. Esta injusticia se explicaría por la interrupción de sus carreras profesionales por la maternidad o una mayor tasa de empleo a tiempo parcial que los hombres.
El estudio tomó como muestra un millón y medio de hospitalizaciones bajo el programa Medicare, el programa estadounidense de cobertura sanitaria pública destinado a mayores de 65 años o discapacitados. Fueron tratados por 58.344 internistas, de los que un 32% eran mujeres. Por lo general, las médicos solían ser más jóvenes y ver a menos pacientes que sus compañeros masculinos.
"Las diferencias en mortalidad nos sorprendieron", dice Yusuke Tsugawa, de la Escuela de Salud Pública de Harvard y autor principal del estudio. "El género de los médicos parece ser particularmente significativo para los pacientes más enfermos". Los resultados indican que estas diferencias en las prácticas entre hombres y mujeres internistas podrían tener implicaciones clínicas importantes. Para los tratados por doctoras, el riesgo relativo de muerte a los 30 días era un 4% más bajo y la posibilidad de readmisión hospitalaria un 5% menor.
Hay algo que las médicos internistas están haciendo mejor, pero el estudio no ha sido capaz de identificarlo. "Comprender exactamente por qué ocurren estas diferencias en la calidad de la atención puede proporcionarnos información valiosa para mejorar la atención para todos los pacientes, independientemente de quién la provea", concluye Tsugawa.
¿Y en España?
Aunque en nuestro país no existen estudios parecidos, que analicen los resultados de los profesionales sanitarios en función del género, hay otros datos interesantes al respecto. Por ejemplo, que somos el país europeo con más paridad hombre-mujer en esta profesión.
En nuestro país, el 51% de los médicos son mujeres. Según datos de Eurostat, en países como Letonia, Estonia y Lituania es donde más hembras hay en las consultas, entre el 70% y el 75% del total. Por contra, en Luxemburgo o Liechtenstein apenas una de cada cuatro médicos es mujer.
En cuanto al sueldo, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (de 2013) apuntan a que en el sector sanitario, las mujeres cobran, de media, 9.484 euros menos que sus compañeros masculinos. Parte de esta disparidad se explica en que, como resumía un informe de la Organización Médica Colegial, menos de un 40% de las médicas especialistas tiene una plaza en propiedad dentro del sistema de salud. En hombres, más del 54% cuenta con un puesto fijo.