Hibernación inducida, la nueva forma de lucha contra el cáncer
El sueño profundo provocado será clave para detener el avance de los tumores y reducir los efectos de la radioterapia.
26 febrero, 2017 11:44Noticias relacionadas
La hibernación suele ser un concepto que asociamos a los animales, como por ejemplo los osos, los cuales entran en un estado de "sueño profundo" con el objetivo de ralentizar su metabolismo durante los meses del frío invierno.
Basándonos en este concepto, ¿es posible que un ser humano hiberne? No es la primera vez que se propone algo así. Sin ir demasiado lejos, si en algún momento buscamos huir del planeta Tierra como aconsejó en su momento Stephen Hawking, cuyos datos afirman que en apenas 100 o 200 años deberíamos buscar un planeta nuevo en el que vivir, la hibernación inducida sería necesaria para llevar a cabo los largos viajes interplanetarios en el espacio profundo. Y la NASA se lo está tomando muy en serio.
Ahora bien, la hibernación inducida sería clave para algo mucho más terrenal: Luchar contra el cáncer, evitando la propagación de los tumores y al mismo tiempo los efectos secundarios de la radioterapia.
El tratamiento anticáncer del futuro
Así lo afirma un reciente estudio publicado en Life Sciences in Space Research y presentado la semana pasada en la reunión anual de la Asociación Americana de Avances para la Ciencia en Boston.
Según los investigadores, la hibernación inducida tendría potencial para poner a los pacientes con cáncer en un estado similar al "sueño profundo", donde las funciones corporales se ralentizarían hasta tal punto que la propagación del cáncer se frenaría y, a la vez, el organismo humano sería capaz de resistir mejor al tratamiento con radioterapia.
Por el momento el tratamiento es experimental, al menos en humanos. Anteriormente la hibernación inducida se ha podido probar en ratas de laboratorio, llegando a la conclusión de que dichos animales son capaces de reducir su temperatura corporal hasta los 15-19 ºC, algo que logra reducir el metabolismo y aumentar la tolerancia a la terapia con radiación.
El cáncer terminal será el objetivo
Según Marco Durante, físico del Instituto Trento de Italia y autor principal del estudio, el objetivo del uso de la hibernación inducida junto a la radioterapia serían los cánceres terminales, donde los tumores se han extendido tanto a nivel corporal que las terapias convencionales como la quimioterapia o radioterapia no son suficientemente potentes.
En estos casos el cáncer afecta a varios órganos a la vez tras haber formado metástasis, y en gran parte de los casos la cirugía no es una opción. Asimismo, la radiación no puede usarse en todas las partes corporales afectadas porque podría acabar con la vida del paciente.
Sin embargo, gracias a la hibernación inducida, el metabolismo corporal disminuiría y frenaría así el avance del cáncer. De forma simultánea, sí que podría usarse radioterapia en grandes dosis, las cuales podrían ser resistidas por un cuerpo humano sumergido en un sueño profundo de estas características.
En el caso de lograr una hibernación humana, la temperatura corporal debería reducirse de los 37 ºC de media hasta los 13-15 ºC. A dicha temperatura las funciones orgánicas humanas se desacelerarían, por lo que los daños en los tejidos causados por la radiación se reducirían al mínimo.
Las dudas sobre la hibernación inducida
De momento, todo esto son suposiciones, y aún no se ha llevado a cabo una hibernación inducida real en seres humanos. De hecho, los expertos aseguran que no hay garantías de que este método artificial para "dormir" el organismo humano otorgue protección contra la radioterapia, como sí se ha logrado en animales.
Por otro lado, como comenta Peter Johnson, jefe médico del Cancer Research de Reino Unido, a The Telegraph, los efectos de la hibernación inducida en el cáncer humano son complicados de predecir: Puede ayudar o incluso perjudicar a los tratamientos actuales.
Por el momento queda mucha investigación por delante y muchos modelos experimentales en laboratorio antes de probar la técnica con seres humanos, aunque los autores del actual estudio predicen que será posible utilizar la hibernación inducida en apenas diez años.