Pocos se imaginaron en los años 60 del pasado siglo que un alijo de cuatro kilos de marihuana -requisado por la policía de Tel Aviv y entregado al Instituto de Ciencia Weizmann (en Rehovot, zona central de Israel) -, se convertiría en la base desde la que despegaría la investigación moderna en los usos medicinales del cannabis. "El crédito hay que dárselo al profesor Rafael Meshoulam", explica Michael Dor, principal asesor en la materia del Ministerio de Sanidad de Israel desde su consulta en el centro de salud de Gilo (considerado por los palestinos como un asentamiento ilegal de Jerusalén oriental -construido en zona ocupada- o como un barrio jerosolimitano más por el ayuntamiento de la ciudad).
"Fue él quien aisló por primera vez el principal ingrediente psicoactivo de la marihuana, el tetrahidrocannabinol (THC)", dice el médico. Según él, este hallazgo supuso el pistoletazo de salida para el avance científico -y posterior aplicación médica- de esta droga, habiendo convertido décadas después su conocimiento en un filón económico dentro y fuera de Israel, a pesar de que su consumo en público -sin prescripción médica- sigue siendo ilegal en el país.
Recientemente el Gobierno ha aprobado un proyecto de ley, que aún debe ser ratificado por el Parlamento, por el que se despenaliza (al menos hasta la cuarta vez en que el infractor sea cazado), fumar un canuto de marihuana en la calle o llevar encima más de quince gramos. En lugar del arresto o la sanción penal anteriores, la nueva normativa propone una multa de 1000 shéquels (unos 260 euros) por la primera infracción y del doble por la segunda; a la tercera, el fumador podrá ser obligado a realizar un curso educativo sobre el consumo de drogas y sólo a la cuarta se enfrentará a posibles cargos penales o incluso la cárcel.
"Hay que diferenciar muy bien el uso recreativo de la marihuana del terapéutico", señala Michael Dor. El año pasado 28.000 israelíes, de entre una población de 8,5 millones, consumieron cannabis por prescripción médica. "Es un porcentaje muy alto si lo comparamos con otros países, pero siempre se hace con un seguimiento médico para cada paciente y bajo unas normas muy estrictas", añade el médico.
¿En qué enfermedades es efectivo el cannabis?
El 40% de los pacientes israelíes que consumen marihuana por recomendación médica son enfermos de cáncer, cuenta el asesor del Ministerio de Sanidad. La marihuana no trata la enfermedad, pero sí reduce con éxito los efectos secundarios de tratamientos como la quimioterapia. "Primero intentamos darles la medicación habitual, es decir, los opiáceos y derivados como la morfina, pero si no funcionan probamos con el cannabis", argumenta. "Con él duermen mejor, no hay vómitos, tampoco el estreñimiento habitual y los pacientes lo agradecen mucho", asevera el especialista.
Los enfermos por el trastorno de estrés postraumático (TEPT) son el segundo grupo de personas a quienes más cannabis recetan los médicos israelíes, sobre todo soldados con traumas o heridas de guerra. "La gente que se ve expuesta a cosas terribles, a conflictos o a ataques terroristas a menudo desarrollan la enfermedad. Utilizamos otros fármacos, pero el cannabis funciona maravillosamente bien".
En los afectados por enfermedades gastrointestinales como la de Chron, la marihuana también resulta efectiva, al igual que en dolencias neuronales como la esclerosis múltiple, el párkinson o en el tratamiento de la fibromialgia. El próximo objetivo es comenzar a administrársela a niños con epilepsia o autismo, en quienes los ensayos clínicos ya han dado resultados prometedores.
"No tenemos miedo de probar con cualquier enfermedad donde pensemos que las propiedades beneficiosas del cannabis puedan ser útiles, tenemos miedo, claro, pero aún así lo probamos. Es la única manera", explica el médico con entusiasmo. Afirma que reciben solicitudes de centros médicos de todo el mundo interesándose por su experiencia clínica y que, desde el Ministerio de Sanidad, han elaborado un extenso documento, llamado el Libro Verde, con los protocolos a seguir. "Buscamos bibliografía sobre el tema en todas partes, ¡y no existía!, así que decidimos hacerlo nosotros. Ahora nos piden que traduzcamos al inglés el libro que hemos elaborado porque hay un interés tremendo", asevera.
Pero, este aparente "El Dorado" por explotar sigue sembrando dudas en parte de la comunidad médica. ¿Qué pasa con la posible adicción que crea el consumo habitual de marihuana?, preguntamos a Dor. "Mire, ahora empezamos a saber la realidad, más allá de las leyendas", dice. "Durante mucho tiempo nos dijeron que la marihuana era más adictiva o incluso destructiva de lo que sabemos hoy, y no sólo en Israel, sino en todo el mundo". Según este especialista, alrededor de un 10% de los pacientes que la consume puede presentar algún tipo de adicción con el tiempo, "lo que representa un porcentaje muchísimo menor de lo que generan los opiáceos, cuyo uso está tan extendido. Además, el cannabis tiene menos efectos secundarios", continúa.
Flexibilidad para experimentar y apoyo
Las autoridades israelíes aprobaron por primera vez el uso del cannabis medicinal en 1992 para tratar a un paciente con asma grave. Quince años después, desde el Ministerio de Sanidad impulsaban un ambicioso programa multidisciplinar de salud pública a partir del cannabis medicinal que aunaba, en inusual simbiosis, los esfuerzos de productores, científicos, médicos, empresas o instituciones para impulsar la investigación y el desarrollo de fármacos a partir de decenas de variedades y cepas - cultivadas a la carta reduciendo o eliminando el efecto psicoactivo, es decir, el causante del característico "subidón"- en invernaderos levantados principalmente en el norte el país.
"Se han invertido millones y millones de shéquels para desarrollar la ciencia y la producción necesaria, pero hasta ahora no se ha aprobado la exportación", señala Dor. "La policía y los funcionarios gubernamentales israelíes responsables de tal decisión no quieren que Israel sea considerado en el mundo como un exportador de armas y drogas", dice el médico. Eso, prosigue el especialista, por no mencionar lo estricto de las regulaciones internacionales para su comercio legal.
Sin embargo, esta prohibición no impide que el desarrollo científico y tecnológico del llamado cannabis medicinal atraiga a científicos y empresas farmacéuticas de todo el mundo, interesadas en realizar en Israel los ensayos clínicos que no pueden realizar en sus países de origen por la rigidez de sus legislaciones. Tal es el caso de empresas farmacéuticas e investigadores estadounidenses que ven en Israel un paraíso para la experimentación, ya que su reglamento es más laxo que el norteamericano. A pesar de que son varios los estados en los que ya existe un programa de marihuana medicinal, los ensayos siguen estando prohibidos a escala federal. "Ahora mismo se hacen casi más aquí que allí", señala Michael Dor.
Inhaladores personalizados, el futuro del consumo medicinal
Además de los fármacos y productos derivados de la planta, de la que ya se producen más de doscientas variedades en Israel, algunas empresas se están centrando en el desarrollo de los accesorios necesarios para su consumo. "El 80% de los pacientes que consumen cannabis en el país lo hacen fumándolo, lo que a los médicos no nos gusta por razones obvias, o también con vaporizadores. Ambas fórmulas son las de efecto más rápido", explica el experto israelí. Después está la administracion por gotas dosificadas debajo de la lengua, de accion más tardía pero de efecto más duradero en el organismo, muy utilizadas con personas mayores. La tercera vía son las galletas. "Estas son más peligrosas porque tardan más y ¿qué pasa? Que el paciente se come una y nada, se come otra y si ingiere una tercera en un rato termina en el hospital", dice el israelí. "No, las galletas no nos gustan nada", bromea.
Una cuarta fórmula son los ungüentos, muy útiles en el tratamiento de enfermedades como la psoriasis. A diferencia de otros países, su uso aún no está aprobado por el sistema de salud pública israelí, aunque se espera que las autoridades sanitarias lo autoricen pronto. "Donde tenemos muchas esperanzas es en los inhaladores, que aún no están comercializados pero que llegarán en pocos años", comenta Dor. El especialista se decanta por su uso porque la dosis de marihuana necesaria es mínima y además se puede personalizar en función de las necesidades del paciente. "Entra rapidísimo en el sistema. Sin duda, es el futuro", concluye.