Sin tener acceso al historial médico de Carme Chacón es muy difícil, por no decir imposible, saber ni la patología exacta que padecía ni de qué forma murió. Pero hay ciertos datos que sí se conocen, porque ella misma los hizo públicos. Su enfermedad, que se conoce como "corazón al revés", estaba provocada por una transposición de grandes vasos que, según define en la web Cardiopatías congénitas la cardióloga del Hospital Puerta de Hierro Sandra Villagrá, consiste en un error en la conexión entre los ventrículos y sus respectivas arterias: el ventrículo derecho (VD) se conecta con la aorta (Ao) en vez de con la arteria pulmonar (AP), y el ventrículo izquierdo (VI) con la arteria pulmonar en vez de con la aorta.
Ésta era precisamente la apuesta del director del Instituto Cardiovascular del Hospital Universitario Clínico San Carlos, Julián Villascatín, que charla con EL ESPAÑOL sobre lo que supone nacer con una cardiopatía congénita en general ya que, insiste, "hay que ir con pies de plomo" a la hora de hablar sobre la dolencia concreta de la política, que no se ha hecho pública.
El pronóstico es muy variado
Existen 25 tipos de cardiopatías congénitas, una cifra que se amplía aún más porque puede haber combinaciones de varias malformaciones del corazón que se presentan en el nacimiento. Así, el pronóstico es casi tan variado como el número de posibilidades. "Algunas se solucionan solas e incluso se detectan cuando la persona ya es adulta, otras hay que operarlas para sobrevivir y otras simplemente requieren de una vigilancia o de la colocación de un marcapasos o un desfibrilador que permiten que se pueda convivir con ella", resume el médico.
Así, si hubiera que comprar un boleto en esta lotería indeseada, ¿cuál sería el más y menos recomendado? La comunicación interventricular, por la que se comunican el ventrículo izquierdo y derecho sería una de las más benignas. "Algo que tendría que ser una pared permite que pueda pasar la sangre, pero muchas se cierran solas", señala el experto. Respecto a una especialmente grave, el médico menciona la transposición de grandes vasos. "Es cuando la aorta y la arteria pulmonar salen cambiadas, requiere de una operación inmediata", resume. "Algunas no son compatibles con la vida si no se operan".
Aunque suenen parecidas, no parece que fuera ésta la cardiopatía congénita de Chacón. Al no haber declarado que la operaran, lo lógico sería que padeciera la transposición corregida de grandes vasos, otra malformación distinta. "Es como si le dieran una vuelta entera al corazón, eso causa un bloqueo auricoventricular, pero lo único que se rompe es como el cablecito que los une", resume Villacastín que, de nuevo, insiste en no diagnosticar a la política sin haber visto su historial.
La esperanza de vida es menor
A pesar de los diferentes pronósticos y aunque al médico no le gusta hablar de las malas noticias, la realidad es que las personas que nacen con una cardiopatía congénita -un 1% de los nacidos vivos- tienen una esperanza de vida algo menor. El riesgo de muerte en personas operadas en la infancia es "entre 25 y 100 veces" mayor que en la población general.
En un estudio español que siguió a niños que se habían operado durante entre siete y nueve años, se vio que la mortalidad era de seis muertes por cada 1.000 pacientes por año. Es decir, cada año del seguimiento fallecía un 0.6% de los operados.
Aunque estas cifras pueden sonar alarmantes, las cosas han cambiado para muy bien en los últimos años. "Entre el 85 y el 90% llegan a la edad adulta, una cifra que no superaba el 20% hace 50 años", relata el especialista. La razón: la cirugía de los años 60 y 70 del siglo pasado era "muy precaria" en comparación con la que se desarrolló a partir de 1990.
Hay diferentes causas de muerte
Hay varias formas en las que una cardiopatía puede matar a quien la padece. La primera es que, al no ser correctos los circuitos, no haya riego que surta al cerebro. La segunda es la que se denomina hipertensión pulmonar. ""Si los pulmones reciben más sangre de la que debieran, sus vasos sanguíneos se deterioran y se endurecen, de tal manera que para que la sangre los atraviese hace falta una presión tremenda; es como que el corazón lo intenta compensar", explica Villacastín. Cuando se llega a una situación irreversible es cuando se da el síndrome de Eisenmenger. "Han de pasar años para que esto ocurra, era más habitual antes, cuando las cardiopatías no se detectaban a tiempo".
La tercera y bastante común son las arritmias, que acabarían causando una fibrilación ventricular y que se puede producir tanto por taquicardias como por frecuencias cardiacas lentas -asociadas a un bloqueo-, que es lo que podría haberle sucedido a Chacón. En este caso hablamos de muerte súbita. "Para la persona que la sufre es la mejor muerte, no se nota nada, te desmayas a los nueve segundos y tardas unos minutos en morir", subraya el cardiólogo.
No siempre hay que operar
Las cardiopatías congénitas tienen diferente tratamiento. Aunque muchas requieren de cirugía, ésta se suele practicar en la niñez, en un momento que puede oscilar entre la estancia en el útero a más adelante. "A veces hay que esperar a que sea un poco mayor, pero no tanto para evitar que se muera antes", relata el médico. Lo que no es frecuente es que se operen en la edad adulta. "A veces sí ocurre, por ejemplo cuando se descubren por casualidad en personas ya mayores", comenta el especialista.
Lo que sí se puede hacer -que los pacientes pueden definir como "operación"- es prescribir la implantación de un marcapasos o un desfibrilador, ambos para combatir la fibrilación ventricular, aunque el segundo más destinado a evitar las arritmias rápidas. En una entrevista en La Vanguardia, Chacón declaraba: "Desde muy niña me advirtieron que debería llevar un marcapasos y una vida muy tranquila". Pero la respuesta de la periodista -"No ha sido muy obediente"- no permite deducir si finalmente llevaba uno de estos dispositivos implantados.
Se pueden tener hijos
Para Villacastín, preguntarse si una mujer nacida con una cardiopatía congénita puede tener hijos es como hacerlo con una persona que ha sufrido un cáncer. "Si tienes un tumor con metástasis y mal pronóstico, pues no es recomendable, pero si has tenido un cáncer de mama y te has curado, ¿por qué no?", reflexiona. "Depende de qué tipo de enfermedad se padezca pero, si lo tuvo, lo normal es que su cardiopatía se lo permitiera", comenta.