Ayer, el plan de Donald Trump para derogar y reemplazar la reforma sanitaria de Obama (American Care Act o ACA) obtuvo una ajustada victoria en la Cámara de Representantes estadounidense. El nuevo American Healthcare Act o AHCA revierte la protección para personas que, antes de suscribir un seguro de salud, ya tenían algún tipo de enfermedad.
Las llamadas enfermedades preexistentes supondrán que, para 130 millones de ciudadanos estadounidenses, los costes de su seguro aumentarán.
El nuevo AHCA estipula que, si los estados se comprometen a crear un fondo para cubrir a las personas más vulnerables, las aseguradoras podrán cobrar más a aquellos ciudadanos que padezcan una de estas enfermedades preexistentes.
Antes del plan de Obama, las empresas de seguros podían incluso negarse a ofrecer cobertura a personas con determinadas enfermedades o tratamientos. Con el nuevo plan, las aseguradoras no pueden negarse a ofrecer sus servicios a estas personas, aunque pueden elevar el coste hasta los 25.700 dólares anuales, provocando que estas personas no sean capaces de asumir el coste y renuncien voluntariamente a ello.
Las enfermedades preexistentes dependerán de cada aseguradora aunque la Kaiser Family Foundation ha elaborado una lista de 50 patologías o dolencias que en casi todos los casos exigirán a quienes las sufren a pagar el premium.
¿Qué pasaría en España?
Hemos elaborado una lista con el número de personas que sufren estas enfermedades preexistentes en España para -en un ejercicio de política-ficción, ya que en nuestro país el artículo 43 de la Constitución garantiza el acceso a la atención sanitaria- comprobar qué ocurriría si el Trumpcare se aplicara en nuestro país, a cuántos afectaría. Para ello hemos combinado las patologías que obligarán a estos estadounidenses a contratar un seguro premium con el número de casos en España, cuya referencia más fiable o reciente aparece enlazada.
Estas preexistent conditions incluyen el VIH/SIDA, alcoholismo, enfermedad de Alzheimer, anorexia y bulimia, artritis, cáncer, parálisis cerebral, insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, enfermedad de Crohn, diabetes, epilepsia, hemofilia, hepatitis, fallo renal, lupus, enfermedades mentales como ansiedad o depresión, esclerosis múltiple, distrofia muscular, obesidad que requiera intervención quirúrgica, trasplantes de órgano, lesión medular, enfermedad de Parkinson, apnea del sueño, ictus o transexualismo.
Además de éstas, los requisitos de muchas aseguradoras incluyen el embarazo (para ella) o la paternidad expectante (para él), es decir, que habría que multiplicar por dos los alrededor de 420.000 nacimientos que hubo en 2016. A eso habría que añadir los demás pacientes, desde los 2.900.000 diabéticos a los 3.000 hemofílicos, arrojan una cifra de, como poco, 8.830.520 personas o un 19% de la población.
Por último, a esta cifra habría que añadir a muchos miles de personas más, ya que las cifras de incidencia del cáncer, ictus, intervenciones contra la obesidad o trasplantes que se publican son anuales, no absolutas.