El artista inglés Stephen Wiltshire es famoso por dibujar ciudades. Sube a un helicóptero, sobrevuela Roma, Estambul, Singapur o Nueva York durante unos minutos y cuando baja es capaz de pintarlas con un nivel de detalle comparable al de la fotografía. En YouTube podemos encontrar sus asombrosos vídeos. Su secreto es que tiene autismo.
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición neurológica que afecta al comportamiento de quien lo sufre, especialmente, en su relación con los demás, pero también implica la posibilidad de tener una extraordinaria capacidad de concentración en tareas específicas relacionadas con cualquiera de los cinco sentidos y eso puede ser una gran ventaja.
La revista Cognition acaba de publicar un estudio que sugiere que estas personas tienen una capacidad auditiva superior al resto. En una de las pruebas que llevaron a cabo investigadores del University College de Londres, se pidió a un grupo de personas que tratasen de distinguir sonidos de animales que se proyectaban simultáneamente. En la mezcla también estaba el ruido de un coche, pero solo los que tenían autismo fueron capaces de reconocerlo de forma mayoritaria.
Por el contrario, otra prueba consistió en estar atento a una conversación grabada y contestar preguntas sobre ella. En este caso, era un ejercicio sencillo y tener una capacidad auditiva extraordinaria no ayudaba en la tarea. En un momento dado, un hombre entraba en la escena gritando, algo que notaron en mayor medida los participantes autistas que los no autistas.
Al analizar los resultados de su propia investigación, la científica Anna Remington destaca que este tipo de estudios deberían provocar un cambio en la percepción que tiene la sociedad acerca del autismo para entender que las diferencias en la atención pueden deberse a una "capacidad extra en lugar de a una incapacidad para filtrar la información irrelevante".
"Un síntoma del autismo puede ser tanto la hipersensibilidad como la hiposensibilidad sensorial", explica a EL ESPAÑOL Ricardo Canal Bedia, experto en TEA de la Universidad de Salamanca. Es decir, que una persona con autismo puede tener muy desarrollada una determinada percepción o todo lo contrario. "Hay casos en los que apenas sienten el dolor o la temperatura, mientras que otros tienen un oído extraordinario", señala, "en general, podemos hablar de alteraciones en el procesamiento sensorial que conllevan tanto ventajas como desventajas".
Revisando coches
Es más común encontrar hipersensibilidad en el sentido de la vista que en el del oído "o al menos se ve más clara", por eso "son fantásticos dibujantes" y pueden desarrollar muchas otras tareas poco comunes incluso en el ámbito laboral, con un potencial extraordinario a la hora de evaluar la calidad de los productos. "Conozco a una chica que trabaja en el sector de la automoción", comenta Canal Bedia, "su único cometido es revisar los coches, ver si está rayado en algún punto, si tiene una goma mal pegada o alguna decoloración".
La clave está en que "se fijan mucho en los detalles" aunque ello implica no entender el contexto y por eso tienen dificultades en las relaciones sociales. El motivo hay que buscarlo en las diferencias que hay en el sistema de procesamiento cognitivo. "Acumulamos información por diferentes vías sensoriales, de manera que percibimos a la vez la temperatura, los olores, los sonidos… Todo ello son como afluentes que se van uniendo en un gran río que llega al cerebro", señala el experto. Sin embargo, las personas con autismo no acumulan información de esa manera. "Es como si todas las informaciones les llegasen como un gran río en sí mismas, directas al cerebro, puras, claras, bien definidas", agrega. A los datos sensoriales hay que añadir otras informaciones, como la memoria.
Así se explica que el TEA permita tener cierta ventaja a la hora de procesar aspectos de forma aislada, pero impida asociar ideas y emociones que resultan fundamentales para las habilidades sociales, por ejemplo, la ironía o las motivaciones e intereses ligados a algunas conductas. En su libro Un antropólogo en Marte, Oliver Sacks relató el caso de una profesora autista tan abrumada por la complejidad de las emociones humanas que solo era capaz de comprender a los animales.
Problemas de procesamiento
Por eso tienen muchos más problemas con el lenguaje, ya que las palabras casi siempre son polisémicas, que con las matemáticas, porque los números tienen un significado inequívoco. Siguiendo esa misma lógica se entiende que muchas personas con autismo tengan grandes cualidades para la música –incluyendo la habilidad que se conoce como oído absoluto- , siendo capaces de reproducir las notas de canciones muy complejas con oírlas una sola vez. "Son buenos para la música clásica, pero no para una canción de Sabina, que requiere muchos 'afluentes' para ser procesada", matiza el experto.
A medida que se van conociendo mejor todos estos factores, los educadores tienen más herramientas para afrontar la formación de niño con autismo. "La vía auditiva es muy importante en el aprendizaje, casi toda la información que recibimos en clase desde Primaria es oral, es fundamental para las explicaciones y para los intercambios sociales", recuerda.
Probablemente, tal y como sugiere Anna Remington, para reducir la distracción de un joven con autismo se han venido utilizando estrategias equivocadas y lo más adecuado sea "llenar su capacidad extra con otra información que no interfiera en la tarea principal", por ejemplo, que escuche música mientras lee. Todo cambia cuando un mismo hecho pasa de considerarse un déficit a una cualidad que puede tener aspectos positivos.