La alopecia es uno de los problemas capilares que más preocupan a hombres y mujeres, por el lógico impacto que tiene sobre su aspecto físico. No por ello deja de ser una gran desconocida para la mayoría de personas, que simplemente saben que es un molesto incordio para el que, de momento, no hay una cura definitiva.
Y si bien es cierto que esto último es técnicamente correcto, sí que hay muchísima información sobre la calvicie, entre la que se encuentran algunas curiosidades como éstas.
La culpa es de las madres
No hay más que observar las despejadas cabezas de muchos de los miembros de algunas familias para tener claro que la alopecia es algo genético, pero lo que no se sabía hasta hace muy poco es que intervienen hasta 287 genes en su herencia y que, al contrario de lo que muchos piensan, gran parte de ellos provienen de la rama materna.
Lo descubrió un equipo de investigadores de la Universidad de Edimburgo, que en febrero publicaron en PLOS Genetics los resultados de su estudio, en el que participaron 52.000 hombres, de entre 40 y 60 años, a los que se les analizó su genoma, en busca de una correlación con la presencia o ausencia de alopecia más o menos severa.
Curiosamente, de los casi 300 genes que se asociaron a la calvicie, 40 se encuentran en el cromosoma X; que en el caso de los hombres, que sólo tienen uno, procede necesariamente de la madre, al sólo poder obtener el Y del padre.
Al examinar las fotos familiares en busca de cabezas sin pelo lo más común es verlas en hombres, pero todo tiene sentido, ya que la unión de estos genes con los efectos de la testosterona masculina terminan desencadenando esa alopecia que pasa desapercibida a las mujeres que en muchas ocasiones son portadoras de genes alopécicos a la par que melenas envidiables.
El pelo muere en primavera, pero lo notamos en otoño
¿Quién no ha entrado en pánico al observar un repentino amasijo de pelos sobre el cepillo con la llegada del otoño? Esta imagen lleva a que suela decirse que el pelo se cae en esta época del año, como las hojas de los árboles; pero, del mismo modo que éstos no se quedan desnudos para siempre, los seres humanos no pierden pelo, sino que lo renuevan.
Como el del resto de animales, el pelo humano debe recambiarse cada cierto tiempo; aunque, al contrario de lo que ocurre en otras especies, lo hace de forma progresiva y aleatoria, evitando la aparición de calvas localizadas.
Sin embargo, según afirma la Academia Española de Dermatología y Venerología, esta aleatoriedad puede seguir cierto orden, ya que se ha comprobado que el clima está relacionado con los momentos de mayor o menor renovación.
Pero no ocurre como parece; pues, desde que un pelo muere hasta que finalmente cae y lo vemos envuelto en las cerdas del cepillo, pasan tres meses, de modo que realmente el momento del año en el que más cabellos mueren es durante la primavera.
Sea como sea, cuando un pelo cae, otro nuevo espera bajo el cuero cabelludo para ocupar su lugar, por lo que no es necesario recurrir a champús o lociones anti caída para solucionarlo.
En un día se caen de 50 a 150 pelos
Los pelos humanos pasan por tres fases de diferentes duraciones. La primera y más larga puede durar entre dos y siete años y comienza cuando el pelo nace del folículo piloso, comenzando a alargarse a ritmo de un centímetro por mes.
A continuación viene una fase de transición de tres semanas, durante las cuales el cabello deja de crecer y el bulbo piloso, que se encargaba de cederle los nutrientes, se separa del torrente sanguíneo, generándose la que sería la muerte técnica del pelo.
Finalmente, a los tres meses éste se cae, a un ritmo de entre 50 y 150 pelos diarios en el caso de personas sin ningún tipo de alopecia.
No, los calvos no tienen por qué ser más viriles
Uno de los grandes consuelos de aquellos que empiezan a quedarse calvos es que muchos personajes famosos considerados como iconos de virilidad no tienen ni un pelo de tontos.
Desde Vin Diesel hasta Bruce Willis, son muchos los ejemplos de prototipos de masculinidad alopécicos; pero, del mismo modo que su atractivo es claramente subjetivo y dependiente de gustos, su calvicie tiene mucho que ver con sus genes, pero bastante poco con sus niveles de testosterona.
Sí que es cierto que estos genes favorecen que los folículos del pelo reaccionen a esta hormona, pero lo hacen a cantidades mínimas de ella, sin haber una correlación directa con la severidad de la alopecia.
Tratamientos esperanzadores
De momento no hay mucho más que hacer frente a la alopecia más allá de peluquines e injertos capilares. Sin embargo, conocer los diferentes mecanismos que llevan a la caída del pelo está ayudando a que poco a poco se inicien más procesos de investigación en busca de tratamientos eficaces contra ella.
Un buen ejemplo es el de astressin-B, un fármaco que se encontraba en investigación en 2011 por su capacidad para bloquear una hormona responsable de los síntomas del estrés cuando los científicos responsables del estudio descubrieron que actuaba previniendo la caída del pelo en ratones.
Más reciente es el caso de investigadores de la Universidad de Columbia, que en 2015 iniciaron ensayos con un tipo concreto de inhibidores de JAK, una sustancia de la que ya se están comercializando dos tipos concretos, uno para tratar enfermedades de la sangre y otro par la artritis reumatoide.
En este caso, utilizaron otro tipo de inhibidor de JAK, que en roedores dio resultados muy positivos sobre su alopecia en tan sólo cinco días, de modo que supondría una solución rápida para este molesto problema.
Pero si hay una solución que reúne las esperanzas de la gran mayoría de científicos es el tratamiento con células madre pluripotentes, un tipo concretos de células procedentes de tejidos embrionarios o fetales que tienen la capacidad de transformarse en cualquier tipo celular, como los que dan lugar al crecimiento de los folículos capilares.
De momento uno de los equipos que más ha investigado en esto ha sido uno procedente del Sanford-Burnham Medical Research Institute y, aunque aún quedan muchos pasos por delante, ya han conseguido regenerar pelo en ratones de laboratorio.
Otra nueva aplicación para las células madre, que tantas vidas salvarán en el futuro; aunque en este caso sólo sirvan para ahorrar en peluquines, con todo lo que eso supone para la autoestima.