Gracias a internet, hoy en día cualquiera dispone de todo tipo de información a golpe de clic. Y todo sin necesidad de recurrir a pesadas enciclopedias y libros de consulta. Sin embargo, no todos los datos que inundan la red son de fiar. Por eso, cada vez son más comunes las noticias virales que corren como la pólvora de punta a punta del planeta, con todo tipo de versiones, traducciones e imágenes; pero siempre con un factor común: su ausencia de veracidad.
En la actualidad se le da tal importancia a lo que se lee en internet que muchas personas creen estas falsas noticias a pies juntillas. No se paran siquiera a razonar si realmente existe un fundamento sólido detrás de ellas. Afortunadamente, la ciencia llega más allá y con ella en la mano se puede luchar contra la supremacía de la Red. O al menos intentarlo.
Los plátanos con VIH
Uno de los virales más locos que han conseguido engañar a muchos internautas a pesar de su total falta de coherencia es el de las frutas infectadas con VIH. Aunque se ha hablado de muchos tipos, una de las más utilizadas es el plátano. Supuestamente, se torna de un feo color rojizo cuando algún desalmado ha decidido inyectar en su interior sangre infectada del virus del sida, con el fin de transmitir la infección a aquellos incautos que lo coman.
La idea por sí misma difícilmente puede sostenerse. Pero si además se tienen en cuenta las vías de transmisión del VIH, el bulo queda totalmente al descubierto.
Este patógeno únicamente se transmite por el contacto entre fluidos como la sangre o el semen. Y además sólo sobrevive unas horas fuera de un hospedador, siempre que las condiciones se asemejen a las de éste. El interior de un plátano no tiene mucho que ver con los parámetros del organismo humano y, por tanto, si se infectasen los plátanos, hasta el momento en que llegaran a comercializarse, su viabilidad habría terminado completamente.
Pero la cosa no termina ahí, pues incluso si se diera el caso de que una persona se dedicase a inyectar sangre infectada en cientos de remesas de plátanos y el virus llegase intacto hasta el consumidor, en el momento de comerlo los jugos gástricos terminarían con él.
Vamos, que no se sostiene por ninguna parte. Y no, si lo que se infectan son naranjas tampoco. Ni kiwis, ni fresas, ni melocotones...
Las lunas de colores
¿Quién no ha visto en alguna de sus redes sociales en cualquier momento del año la noticia de la próxima visualización de una luna verde o rosa o de algún color extravagante nunca visto en el satélite vecino?
Sí que es cierto que existe la Luna de sangre, cuya coloración rojiza se debe a la situación de la Tierra, que se sitúa entre el Sol y la Luna. Esto favorece que la atmósfera filtre la luz azulada y verde de los rayos solares y permita sólo el paso de los rojizos.
Sin embargo, ni la verde, ni la azul, ni la rosa, ni ninguna de las muchas lunas anunciadas en redes sociales en los últimos años son reales.
Curiosamente, la más anunciada suele ser la luna verde; que, por algo más que casualidad, se suele predecir para el 20 de abril, coincidiendo con el Día Internacional de la Mala Hierba, celebrado en honor a la marihuana.
Supuestamente, esta coloración se debe al reflejo de las tonalidades del planeta Urano. Pero han sido muchos los especialistas en astronomía que han desmentido el fenómeno, con el consecuente disgusto de los amantes de los sucesos paranormales.
En cuanto a la miniluna rosa, sí que existe, aunque lo de rosa no es más que un nombre que se le da, debido a que suele aparecer coincidiendo con el punto álgido de la primavera y sus flores.
Por último, la luna azul se da aproximadamente cada tres años y consiste en la sucesión de dos lunas llenas en el mismo mes, pero su color es totalmente normal, se mire desde donde se mire. En este caso su nombre se debe a que en 1883 coincidió con la explosión del volcán Karakatoa, cuyas cenizas se extendieron por la atmósfera, dispersando la luz roja y dejando pasar la azulada.
La comprobación del aislamiento del microondas con un teléfono móvil
Otro ejemplo de viral muy extendido es el de una sencilla técnica para comprobar si un microondas está bien aislado, impidiendo la salida de radiaciones perjudiciales. El método consiste en introducir en él un teléfono móvil y, sin encender el microondas, realizar una llamada.
Supuestamente, si el aparato está bien aislado no permitirá que las radiaciones móviles lo atraviesen, dando lugar a un efecto de "apagado o fuera de cobertura".
Pero en realidad esto no es cierto, debido a que la frecuencia de las radiaciones del microondas es de 2.450 megaherzios, mientras que las de los teléfonos móviles se encuentre entre los 900 y los 2.100 megaherzios. La diferencia puede parecer pequeña, pero es más que suficiente para que las ondas del móvil escapen al aislamiento del microondas, dando lugar a una llamada totalmente normal.
Sí que podría funcionar con un mensaje a través de internet, ya que las radiaciones del wifi sí que tienen una frecuencia similar a la del microondas, pero ésa ya es otra historia.
Plomo en los pintalabios
La demonización de los cosméticos es otra de las cuestiones que más falsas alarmas han generado en internet en los últimos tiempos.
Por supuesto que algunos de ellos contienen sustancias perjudiciales para la salud. De hecho, han sido muchos los retirados del mercado por este motivo. Pero también hay muchos bulos corriendo por internet en torno a la presencia de sustancias supuestamente peligrosas para la salud presentes en artículos de cosmética tan comunes como los lápices de labios.
El ejemplo más común es el del plomo, un metal pesado que en grandes cantidades puede causar enfermedades como el cáncer. Sí que es cierto que se encuentra presente en muchos labiales, pero en cantidades tan bajas que la Federal Drugs Administration (FDA), el organismo que regula los fármacos en EEUU, ha avisado de su inocuidad para la salud humana, haciendo el anuncio extensivo a la OCU, que considera seguro el consumo de este tipo de productos.
Pero no contentos con ello, muchos internautas han lanzado a la Red noticias exageradas al respecto, diseñando incluso un supuesto experimento para comprobar si un pintalabios contiene plomo.
Consiste simplemente en extender un trazo de producto sobre la piel y frotar después un anillo u otro objeto de oro, esperando a ver si se pone de color negro, indicando que, efectivamente, había plomo en su composición.
Dicha coloración negra es real y se debe a la reacción del oro con algunos compuestos químicos presentes en los cosméticos, como el óxido de zinc, que se encuentra en muchísimos tipos de pinta labios.
Pero, ojo, eso no quiere decir que el óxido de zinc sea peligroso. De hecho, es un compuesto muy utilizado como protector de la piel en cremas solares y otros cosméticos.
La química está en todas partes, por lo que antes de temerla lo más sano es informarse sobre ella. Al fin y al cabo, no sólo está ahí para causar enfermedades. De verdad.