De la misma forma que el marketing alimentario actual ha aumentado en grado sumo las ventas de productos poco saludables, es posible que usar esa misma arma pueda potenciar el consumo de frutas y verduras. Al menos eso sugieren los investigadores de la Universidad de Stanford tras 'engañar' a los estudiantes de la cafetería de dicha universidad.
Dicho equipo de científicos cambió el nombre de platos basados en frutas y verduras, haciéndolos más atractivos, pero sin modificar las formas de preparar dichos platos. Tras usar esta 'trampa', el consumo de verduras aumentó hasta un 25%, según un reciente estudio publicado en JAMA Internal Medicine.
Etiquetas atractivas para productos saludables
"Zanahorias twist glaseadas con cítricos" o "remolacha dinamita" fueron algunos de los nombres seductores que se usaron para tentar a los comensales de la cafetería. Las preparaciones y el aspecto de los platos era exactamente el mismo que siempre, pero su nombre no, y fue eso lo que captó más consumidores.
Durante el experimento, realizado durante el otoño, uno de los platos de verduras ofrecidos en la cafetería cambiaba de nombre con el objetivo de llamar la atención de los estudiantes. En total, 8279 de los 27.933 comensales registrados eligieron una opción vegetal; aunque, por otro lado, no fue posible medir cuánta comida acababa consumiendo cada estudiante de forma individual. De todas formas, se estima que cada comensal suele consumir alrededor del 92% del plato elegido.
En total, hubo un aumento de hasta el 25% de consumidores de alimentos basados en verduras en comparación al uso de nombres básicos. Se calculó que había un 41% más de consumidores en comparación al uso de etiquetados restrictivos sanos y hasta un 35% más de consumidores respecto al uso de un etiquetado positivo saludable.
La psicología del etiquetado alimentario
Según Brad Turnwald y sus colegas responsables del estudio, estos resultados tienen sentido teniendo en cuenta la psicología detrás de la elección de los alimentos. Dichos científicos afirman que los consumidores tienden a identificar las opciones más saludables como menos sabrosas, pero cambiar el nombre de los alimentos puede influir en esa experiencia sensorial. Se llega a hacer pensar que un plato es más sabroso o incluso más abundante tan solo por su nombre.
Se aconseja consumir al menos cinco porciones de frutas y verduras cada día, e incluso algunos estudios aconsejan que sean hasta siete porciones diarias. Sin embargo, en España, los estudios afirman que solo el 11% de los adultos consume dichas cinco porciones diarias.