A pesar de que el gusto por una estación del año u otra depende mucho de cada individuo, es posible haber notado de forma más o menos generalizada que en verano la gente parece volverse más irritable e incluso agresiva.
Según algunos estudios, esto no es una mera percepción, sino algo bastante real. Así lo afirma el reciente estudio llevado a cabo por Liuba Belkin y Maryam Kouchaki, de la Universidad de Lehigh -Pensylvania- y la Universidad de Northwestern -Illinois- respectivamente, publicado en el European Journal of Social Psychology: las elevadas temperaturas ambientales reducen las conductas prosociales, aumentando la irritabilidad.
El calor y la irritabilidad
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron datos de un grupo de trabajadores de una cadena de tiendas de bolsos y artículos de viaje de Rusia. Se compararon los informes de las visitas a dichas tiendas en el verano de 2011 -un verano típico en Moscú- con los datos del año 2010 -año donde se produjo una intensa ola de calor-.
Según el estudio, en el año 2010 los trabajadores eran hasta un 59% menos propensos a ofrecer ayuda a los clientes, escucharles o hacer sugerencias. La cadena de tiendas no llevó a cabo ningún tipo de cambio en su servicio de atención al cliente en ese año, ni en el siguiente, según los investigadores.
Posteriormente, los investigadores completaron su hipótesis sobre la irritabilidad y el calor mediante una encuesta online realizada a 160 individuos de Estados Unidos. Se pidió a 80 de ellos recordar un momento donde hubiesen pasado mucho calor antes de contestar a las preguntas acerca de su estado de ánimo y su energía. A continuación, se les realizó preguntas triviales y se les pidió completar una última encuesta como cortesía. Por su parte, los otros 80 participantes realizaron la misma encuesta sin pensar en ese momento caluroso.
Según los resultados, solo el 44% de los individuos del primer grupo estuvieron de acuerdo en realizar la última encuesta de cortesía, en comparación al 77% de individuos de segundo grupo. Asimismo, el primer grupo aseguró sentir mayores niveles de fatiga y un estado de ánimo más decaído respecto al segundo grupo.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el simple hecho de pensar en un momento muy caluroso puede llegar a producir cansancio, disminuir el estado del ánimo e incluso aumentar la irritabilidad. Todo ello contribuiría a un comportamiento más antisocial.
Pasar mucho frío es mejor que pasar mucho calor
Finalmente, los investigadores llevaron a cabo un último experimento en una de las clases de Liuba Belkin. Dos grupos de estudiantes fueron sometidos a diferentes temperaturas mientras escuchaban una conferencia: un grupo estaba a 26 ºC, mientras que el otro grupo escuchaba la misma conferencia con aire acondicionado.
Posteriormente se pidió a ambos grupos completar una encuesta con 100 preguntas, con la excusa de que completarla podría ayudar a niños desfavorecidos. De media, los estudiantes que escucharon la conferencia con aire acondicionado llegaron a completar 35 preguntas, mientras que aquellos que sufrieron calor solo completaron 6.
De hecho, el exceso de calor no solo parece producir mal humor e irritabilidad, sino que también aumenta la agresividad: un estudio publicado en Science en 2013 llegó a la conclusión de que las elevadas temperaturas aumentan los conflictos violentos, algo que podría deberse a las noches de insomnio y la deshidratación producida por las olas de calor.