Cada estación del año requiere unas precauciones concretas para poder disfrutarla de forma saludable. Por eso, del mismo modo que en invierno hay que prestar especial atención a los resfriados y en primavera se deben prevenir los efectos de la alergia, las condiciones climáticas del verano hacen necesario cuidar más de lo normal algunas zonas del cuerpo.
Lógicamente, es necesario tener cuidado con los efectos del Sol sobre la piel, pero también se deben vigilar otras zonas, como los pies o los ojos. De hecho, las consecuencias sobre estos últimos pueden ser muy peligrosas. Por tanto, como se suele decir en casos como éste, es mucho mejor prevenir que curar.
La otra cara del verano
Durante el verano se dan un gran número de condiciones muy perjudiciales para la salud de los ojos. Tanto las temperaturas elevadas, como el efecto de las radiaciones ultravioleta son especialmente peligrosas, pero también pueden serlo factores aparentemente inofensivos: el agua del mar y las piscinas o el aire acondicionado. ¿Pero qué se puede hacer para evitar los efectos negativos de todos estos fenómenos?
Usar gafas de sol homologadas
A la hora de comprar unas gafas de sol es muy importante que estén homologadas. Por eso se debe prestar atención al etiquetado, que deberá contener el símbolo de certificación europea, que garantiza que cumple con las normas de sanidad y seguridad establecidas.
Además, también debe aparecer información sobre su filtro de color, que se puntúa del 0 al 4, según si son adecuadas para una luminosidad más o menos baja. Si no apareciese esta información, el folleto informativo de las gafas debe contener datos sobre su nivel de filtración de las radiaciones UVA y UVB.
Esto puede expresarse bien como el porcentaje de radiación que puede traspasar la lente o bien como el porcentaje de absorción. Sea como sea, la protección será mayor cuanto más baja sea la radiación que traspase las gafas.
Todo esto es de suma importancia para evitar a largo plazo enfermedades como las cataratas, la degeneración macular o la fotoqueratitis, caracterizada por la aparición de úlceras en la córnea.
Cuidado con las lentillas
Los usuarios de lentillas deben prestar especial atención a su higiene durante todo el año, pero especialmente en verano, pues aumenta la probabilidad de contraer infecciones como la conjuntivitis.
Además, también se debe evitar su uso en el agua, tanto del mar como de la piscina. Está claro que algunas personas tienen tantas dioptrías que son incapaces de diferenciar una tabla de madera de un besugo, por lo que no pueden evitar utilizar lentes de contacto.
Sin embargo, en casos como éste se puede recurrir a alternativas como las lentillas desechables, que minimizan las probabilidades de infección.
Desventajas del aire acondicionado
El calor sofocante del verano hace imprescindible el uso del aire acondicionado en muchas ocasiones; pero es muy importante recordar que dicho aire puede resecar los ojos e incluso, si no se limpian sus filtros, causar infecciones.
Por eso, se debe evitar abusar de su uso y, además, llevar a cabo un mantenimiento adecuado, con limpiezas periódicas del filtro.
En caso de que no sea posible evitar el aire acondicionado, se recomienda el uso de colirios y lágrimas artificiales que ayuden a la lubricación del ojo, evitando que se reseque.
Las manos siempre limpias
Durante el verano los niños pasan más horas jugando al aire libre, tanto en el campo como en la ciudad o en la playa.
Como consecuencia, suelen ensuciarse las manos con frecuencia y, al llevarlas a los ojos, pueden contraer infecciones oculares. Para evitar el riesgo de sufrir estas patologías, es recomendable lavarse las manos con más regularidad de lo que se hace normalmente.
Complementos imprescindibles
A parte de las gafas de sol es importante tener siempre a mano otros complementos como gorras, viseras y sombreros, que mantienen los ojos a salvo de las radiaciones solares.
Además, los bañistas deben disponer de gafas de bucear para usarlas en las piscinas, ya que a menudo su agua es portadora de los microorganismos responsables de las infecciones oculares estivales.
Por último, es importante acudir al oftalmólogo una vez al año, tanto si se tiene problemas oculares previos, como si no. Y es que no debemos olvidar que los ojos son una de las zonas más sensibles del cuerpo, por lo que es muy importante mimarlas durante todo el año, pero especialmente en verano. Todo sea por disfrutar con salud de la época más calurosa del año.