Aviso a los hombres: el matrimonio engorda. Aviso a sus parejas: no te engañes, no siempre va a tener ese tipín. Un estudio que acaba de publicar la Universidad de Bath (Reino Unido) en la revista Social Sciences & Medicine lo deja claro: los hombres casados tienen un Índice de Masa Corporal (IMC) más alto que los solteros. Sin embargo, el dato más revelador es que esta medida se incrementa después del matrimonio y disminuye justo antes y después del divorcio.
Estudios anteriores ya habían determinado que las personas casadas, tanto hombres como mujeres, tienden a pesar más que las solteras. Esta vez se ha analizado la evolución en varones para comprobar que cambiar de estado civil es lo que determina que el IMC varíe.
La investigadora Joanna Syrda, autora del artículo, explica a EL ESPAÑOL que estos resultados apoyan la "teoría del mercado matrimonial", una hipótesis según la cual "los hombres solteros que buscan pareja tienen más incentivos para mantenerse en forma que los casados". Parece que los recién divorciados o los que van a estarlo tienen los mismos motivos.
Además, estas variaciones estarían también relacionadas con la "teoría de las obligaciones sociales", que implica que "la vida de casado hace que los varones disfruten de comidas más regulares y asistan a más eventos sociales en los que se sirven importantes comidas".
Si quieren expresarlo de otra manera, cambiar la salida en bici de los domingos por la paella con los suegros hace que se dispare el IMC, que se calcula al dividir los kilos de peso por el cuadrado de nuestra estatura en metros. Es decir, si usted mide 1,75 y pesa 70 kilos tendría un estupendo índice de 22,9. Se considera normal entre 18,5 y 24,99; sobrepeso entre 25 y 29,99 y obesidad a partir de ahí.
Los datos del estudio proceden de un seguimiento realizado en Estados Unidos sobre más de 8.700 varones entre 1999 y 2013 cuyo propósito era analizar el impacto del matrimonio, el divorcio y la paternidad en los hombres. En algún momento de este periodo el 90% de ellos estuvo casado, el 12% se divorció, el 39% se convirtió en padre y el 30% vivió con hijos menores de 19 años a su cargo.
¿Cómo influye la paternidad?
Entre otras curiosidades, el IMC también se correlaciona con la paternidad, ya que tiende a aumentar en los periodos posteriores al parto, aunque este dato también tendría que ver con la teoría del mercado matrimonial y la teoría de las obligaciones sociales, según los investigadores.
El estudio tiene mucho que ver con la "teoría de la selección del matrimonio", que argumenta que los individuos con menor IMC tienen más probabilidades de ser seleccionados como cónyuges, pero no había determinado que el hecho de casarse tuviera ningún impacto sobre el índice de masa corporal.
Además, parece ir en contra - o al menos matiza - ciertas ideas sociológicas como la "teoría de protección del matrimonio", que afirma que las personas casadas asumen menores conductas de riesgo y se preocupan por la salud de su pareja. Y es que engordar no parece muy saludable.
El matrimonio sigue siendo más saludable
No obstante, "existen numerosas investigaciones que demuestran que, efectivamente, el matrimonio es beneficioso para la salud masculina", afirma Syrda. Una de las más conocidas es la que llevó a cabo la Universidad de Warwick – a los británicos parece preocuparles mucho este tema- con datos de 20.000 hombres a lo largo de 20 años y una conclusión rotunda: los casados viven una media de tres años más.
"Las fluctuaciones de peso que encuentro están impulsadas en gran medida por los cambios en el estado civil, el aumento después de casarse y la disminución relacionada con el divorcio", apunta la investigadora. "Pero no son efectos a largo plazo y, por lo tanto, no contradicen el hecho de que a la larga el matrimonio suponga tener mayor salud".
Solteros contra casados: estudios para todos los gustos
A partir de ahí, uno puede encontrar estudios para todos los gustos si se trata de defender un determinado estado civil: que los solteros son más felices y que los casados tienen más dinero, por ejemplo.
En cualquier caso, lo importante es llevarse bien con uno mismo o en pareja, tal y como demuestra un estudio de la Universidad de Ohio que se centró en medir la cantidad de cortisona, una hormona que se libera como respuesta al estrés. Los individuos que tenían pareja presentaban niveles bastante más bajos que los solteros siempre que su relación fuera cordial y placentera. Cuando no era así, la cortisona se les disparaba.