La circuncisión es, desde hace cientos de años, una de las tradiciones más arraigadas en distintas culturas de todo el mundo. Sin embargo, la eliminación quirúrgica del prepucio está dejando de ser una costumbre cultural y religiosa para convertirse en una elección a la que se acogen muchos hombres, que deciden hacerlo por higiene o por otro tipo de razones.
Existe una teoría extendida popularmente que habla de que los hombres circuncidados ven reducido su placer sexual. Una creencia desmontada hace algún tiempo por los investigadores canadienses de la Queen’s University. Ahora, un nuevo trabajo ha demostrado que la eliminación del prepucio disminuye la posibilidad de contraer el virus del sida.
Las protagonistas de este estudio, publicado en la revista de la American Society for Microbiology por científicos de la Universidad George Washington de Estados Unidos, han sido las bacterias pertenecientes al microbioma del pene. Se trata de bacterias anaerobias -que no pueden vivir en presencia de oxígeno- y que suelen encontrarse bajo la piel del prepucio, de modo que se encuentran en mayor proporción en el pene de hombres sin circuncidar.
Los resultados de este trabajo señalan que a medida que aumenta la cantidad de bacterias que se acumulan en el prepucio también se incrementa la probabilidad de contraer el VIH. A esta conclusión llegaron tras realizar una serie de ensayos a 182 hombres no circuncidados en la ciudad ugandesa de Rakai. De todos ellos, 46 contrajeron el virus. Al analizar su microbioma comprobaron que eran los que tenían más bacterias de cuatro tipos concretos (Prevotella, Dialister, Finegoldia y Peptoniphilus).
Bacterias y virus, ¿qué tienen que ver?
Todo esto podría parecer un disparate, pues el VIH es un virus, mientras que el microbioma del pene está formado por bacterias. Sin embargo, estos investigadores han encontrado una razón coherente para resolver semejante misterio.
La causa puede residir en el sistema inmunológico, ya que el virus del VIH infecta específicamente a un tipo de células inmunes, conocidas como linfocitos T. Por otro lado, las bacterias dan lugar a la liberación de unas sustancias conocidas como citoquinas, cuya función es mediar en la proliferación de las defensas del organismo entre las que se encuentran también los linfocitos T.
Esto hace que el virus tenga una gran cantidad de células a las que infectar, facilitando su penetración en el organismo y, con ella, la aparición de esta terrible enfermedad. Esto de por sí ya es muy peligroso para el infectado; pero, según los científicos responsables del estudio, también puede perjudicar a sus parejas, ya que podrían contagiarse por contacto sexual.
Aún queda mucho por investigar, pero tienen muy claro que el siguiente paso consistirá en buscar una forma de reducir el número de bacterias en el pene, especialmente en los países menos desarrollados, en los que el número de casos de afectados por este virus es tan grande. La lucha contra el VIH es dura, pero comprender su modus operandi es indispensable para aprender a pelear contra él. Sólo así puede que algún día se convierta en historia.