En la actualidad, la mejora de las condiciones sanitarias y el consiguiente aumento de la esperanza de vida de la población está llevando a que ciertas condiciones médicas asociadas a la vejez se conviertan en una preocupación prioritaria en los países más desarrollados.
Éste es el caso de la demencia, un trastorno que afecta a 47 millones de personas en todo el mundo, con un aumento anual de casi 10 millones de diagnósticos.
Lamentablemente, algunas de las causas de la enfermedad, como su componente genético, no se pueden evitar, pero según un estudio recientemente publicado en The Lancet sí que hay algunos factores externos de riesgo, cuya prevención podría ayudar a evitar hasta un tercio de todos los casos de demencia que se dan en el mundo.
Problemas auditivos en la mediana edad
Éste es uno de los factores de riesgo más extraños, pero en realidad tiene sentido, ya que los problemas auditivos en la mediana edad impiden que los afectados experimenten ciertas formas de procesamiento cognitivo a las que se accede principalmente a través del sentido del oído.
Por eso, es recomendable acudir a revisiones auditivas periódicas a partir de los 45 años, con el fin de localizar a tiempo cualquier posible problema.
No completar la educación secundaria
Las personas con niveles de estudios bajos pueden terminar teniendo demencia u otros problemas cognitivos con el tiempo, debido a que no ejercitan su mente lo suficiente para prevenirlos.
Fumar
Cada vez se descubren más consecuencias negativas del consumo de tabaco, que afectan tanto a fumadores activos como pasivos. Desde el cáncer pulmonar hasta problemas digestivos, son muchos los efectos negativos de esta droga, entre los que también se encuentra un mayor riesgo de desarrollar la demencia.
Esto se debe a que varias sustancias presentes en los cigarrillos promueven la aparición de fenómenos como la inflamación cerebral, el estrés oxidativo o la degeneración neuronal, todos ellos asociados a la demencia.
Además, también aumentan los niveles en sangre de una sustancia llamada homocisteína, cuyo incremento se vincula a la aparición de accidentes cerebrovasculares, trastornos cognitivos y demencia.
No buscar tratamiento para la depresión durante la juventud
Nadie está exento de padecer depresión en algún momento de su vida, pero muchos prefieren vivir con ella a buscar ayuda psicológica, con las consecuencias que ello conlleva, tanto a nivel físico como mental.
Entre estas consecuencias se encuentra un aumento de la probabilidad de padecer demencia en la vejez, por lo que es importante dejar a un lado los prejuicios y buscar ayuda, tanto por la salud del momento como por la futura.
Inactividad física
El ejercicio físico es una forma perfecta de prevenir la aparición de todo tipo de enfermedades, desde los trastornos vasculares hasta la demencia.
Esto último se debe a que cualquier esfuerzo aeróbico, que eleve la frecuencia cardíaca y aumenten la demanda de oxígeno, ayuda a fortalecer el cerebro, de modo que no sólo previene la demencia, sino que también puede ayudar a ralentizar sus síntomas una vez que ya ha aparecido.
De hecho, según un estudio publicado en Mayo Clinic Proceedings en el año 2011, basta con practicar ejercicio regular entre seis y 12 meses para que se evidencie una mejora de la conectividad neuronal.
Además, practicar ejercicio ayuda a prevenir la depresión, también considerada como un factor de riesgo en esta lista.
Aislamiento social
Socializar con otras personas ayuda a mantener la mente entrenada, disminuyendo la probabilidad de padecer deterioro cognitivo.
Por otro lado, también disminuye las posibilidades de tener depresión, por lo que el aislamiento social se considera un factor clave de riesgo de aparición de demencia.
Presión arterial alta
La hipertensión arterial puede dar lugar a la aparición de demencia a través de mecanismos como el deterioro de los vasos sanguíneos o la atrofia cerebral.
Por eso, es importante prevenirla, pero no sólo durante la vejez, sino también en los años previos, ya que los primeros daños podrían ser silenciosos, exteriorizándose mucho después, cuando ya sea demasiado tarde para evitarlos.
Obesidad
Según un estudio publicado en 2008 en Obesity Reviews, la obesidad puede aumentar hasta en un 80% la probabilidad de experimentar trastornos cognitivos, como la demencia.
Pero lo más curioso es que este trabajo también demuestra un vínculo entre la demencia y el infrapeso, por lo que la virtud está en el término medio: ni mucho peso, ni poco.
Diabetes tipo 2
Aunque este tipo de diabetes tiene cierto componente genético, uno de los factores que más influyen en su aparición es la obesidad y de ahí que sus consecuencias sean muy similares a las de ésta.
Por último, este estudio no tiene en cuenta la influencia del alcohol, las grasas y los azúcares, pero las consecuencias que ya se conocen del consumo de todas estas sustancias son más que suficientes para intuir que también podrían relacionarse con la demencia.
Por eso, es muy importante llevar una vida sana y mantener una dieta equilibrada durante toda la vida. Más vale prevenir que curar y una vejez sana debe comenzar a construirse muchos años antes de su llegada.