Así es el fipronil, el insecticida de los huevos que asusta a Europa sin razón
Habría que comerse alrededor de 100 huevos contaminados para notar algunos de los síntomas descritos por la Organización Mundial de la Salud, según un experto del CSIC.
10 agosto, 2017 02:44Noticias relacionadas
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Está siendo la alerta alimentaria del verano, pero la Agencia española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición (Aecosan) ha asegurado este miércoles que hasta el momento no se han distribuido en España huevos contaminados por el insecticida friponil, como ya se han encontrado en hasta 13 países europeos.
Aunque Europa parece haber entrado en pánico por su presencia en varios lotes de huevos, este pesticida perteneciente al grupo químico de los fenilpirazoles es muy común en los hogares españoles, sobre todo en los insecticidas que se usan para mantener a las mascotas libres de pulgas y garrapatas.
Según explica a EL ESPAÑOL el experto en seguridad alimentaria del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Alfonso Carrascosa, esto se debe a que se trata de un producto muy eficaz. Esto explicaría que la granja holandesa Chick Friends optara por el fipronil para desparasitar a sus gallinas, algo que está absolutamente prohibido, recuerda el experto.
La razón detrás de esta prohibición la ofrece la toxicidad del producto, que pertenece al grupo 2 en la clasificación de los riesgos de los plaguicidas según su toxicidad. ¿Qué significa esto? Que se trata de una sustancia moderadamente peligrosa. "Ni siquiera es de alto riesgo", tranquiliza el experto. Detrás de esta aseveración, la necesidad de fipronil que haría falta para que se produjeran problemas de salud como náuseas, dolores de cabeza o, en el peor de los casos, problemas renales.
Pero las cantidades que harían falta para que esto se produjera son enormes. Haría falta una ingesta aguda de alrededor de 97 mg de producto por kilo de persona y hay que tener en cuenta que el producto en ningún caso se ha espolvoreado por los huevos destinados al consumo, sino que se ha utilizado en las aves productoras. En los huevos, por lo tanto, sólo habría -de haberlas- trazas del insecticida.
Carrascosa tiene claro el mensaje tranquilizador: "Habría que comerse casi un centenar en una sentada para que pasara algo". Para este experto, lo sucedido en Europa no es sino un ejemplo de que la "trazabilidad funciona" y no tiene ninguna duda de que en el caso de llegar a España, las autoridades sanitarias lo sabrían y se tomarían las medidas necesarias.
"Está claro que ha habido una manipulación no ajustada a la Ley, que es aplicar en animales de abasto un insecticida prohibido para ellos; es lógico que cuando se detecta se tomen las medidas acordadas", añade.
El especialista del CSIC aprovecha para recordar que "dicen ser" ecológicos y que utilizan como reclamo la falta de uso de pesticidas no son "ni más sanos ni mejores" que el resto y que no hay que ser "hipócritas" a la hora de criticar los pesticidas. "Son los que permiten que los productos tengan los precios que tienen", recuerda.
Así, Carrascosa concluye con una visión muy tranquilizadora de la crisis alimenticia del verano y lanza una proclama clara: "No hay que dejar de comer huevos". Pues eso.