Toxoplasma gondii es uno de los parásitos más curiosos que existen, por su capacidad para convertir a sus hospedadores en verdaderas marionetas movidas a su antojo.
Aunque sus hospedadores predilectos son los gatos, también puede infectar a otros mamíferos, como los seres humanos; aunque hasta ahora no se consideraba peligroso para ellos, con la excepción de los fetos y las embarazadas.
Sin embargo, un estudio publicado recientemente en Scientific Reports de la mano de investigadores de 16 instituciones diferentes ha puesto de manifiesto una nueva faceta de este parásito, que parece estar implicado en la aparición de enfermedades neurodegenerativas, epilepsia y algunos tipos de cáncer neurológicos.
Toxoplasma gondii, el parásito manipulador
El único lugar en el que estos protozoos parásitos pueden completar su ciclo sexual son las células epiteliales de los felinos, por lo que son capaces de cualquier cosa para llegar hasta ellos.
Por ejemplo, es muy común observar cómo los ratones infectados acuden como locos a la orina de los gatos, convirtiéndose en presa fácil para éstos, que los comen sin saber que en el fondo están obedeciendo a los deseos del parásito que está a punto de infectarles.
Este modus operandi se repite también en otras especies, como los chimpancés, que le facilitan la cacería a los leopardos, acudiendo hasta ellos, como si no supusieran ningún tipo de peligro.
Además, esto también se puede extrapolar a los humanos; pues, si bien es cierto que casi el 50% de la población está infectada y ni siquiera lo sabe, sí que se han dado casos de comportamientos excesivamente impulsivos en personas afectadas por la toxoplasmosis.
Más peligrosos de lo que parecían
Estos comportamientos impulsivos por lo general no suelen revestir gravedad, por lo que suele decirse que este parásito sólo es peligroso para embarazadas y personas inmunodeprimidas, siendo ambos grupos poblacionales los únicos que deben evitar el contacto con heces de gato o la ingesta de carne cruda.
Sin embargo, este nuevo estudio arroja nuevos datos que derriban dicha creencia. Para poder llegar a esta conclusión un total de 30 investigadores se encargaron de analizar datos extraídos del National Collaborative Chicago-Based Congenital Toxoplasmosis Study, que se ha encargado desde 1981 de supervisar a un total de 246 bebés afectados por toxoplasmosis congénita.
Este análisis demostró que los cerebros de los pequeños contenían una serie de proteínas y microARNs que también se encuentran en el cerebro de personas adultas afectadas por enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer. Además, también encontraron marcadores vinculados a otros trastornos, como la epilepsia y varios tipos de cáncer.
Demasiado pronto para alarmar
Estos investigadores han querido dejar claro que el parásito no tiene por qué causar estas enfermedades por sí mismo, sino que puede que simplemente aumente las posibilidades de contraerlas en pacientes predispuestos, ya sea por causas genéticas o ambientales.
Aun así, son pistas más que suficientes para comenzar nuevos estudios, que ayuden a concluir si realmente las precauciones frente al contagio de este parásito deberían extenderse a toda la población y no solamente a las embarazadas.