Durante 15 años, la madre de un hombre francés que ahora tiene 35 años acudía a ver a su hijo en Institut des Sciences Cognitives Marc Jeannerod de Lión. Observarle era lo único que podía hacer ya que el joven estaba en estado vegetativo desde que sufrió un traumatismo craneal por un accidente de tráfico en 2002.
Es el peor escenario -quitando la muerte- después de un accidente de este tipo y son limitadísimas las opciones que tienen los médicos para enfrentarse a él. De hecho, se considera que si el paciente no responde en el primer año es prácticamente imposible que lo haga posteriormente.
Pero un estudio publicado este lunes en la revista Current Biology, acaba de desafiar este conocimiento establecido y lo ha hecho precisamente con este joven francés que ha aumentado un grado en su nivel de consciencia y ha pasado de estar en estado vegetativo a en llamado de mínima consciencia.
A efectos prácticos, el hombre puede por primera vez en tres lustros seguir un objeto con la mirada, asentir cuando se le pide o mantenerse despierto cuando su terapéuta le lee un libro, algo impensable para sus médicos y familiares hasta que los investigadores dirigidos por la neuróloga Angela Sirigu decidieron utilizarle de conejillo de indias.
Lejos de probar procedimientos nunca testados o arriesgadísimas operaciones quirúrgicas, los galenos quisieron probar la validez de una hipótesis aparentemente simple: si la estimulación eléctrica del nervio vago -un tratamiento utilizado habitualmente con éxito en dolencias como la depresión o la epilepsia- podía servir también para aumentar el nivel de consciencia en pacientes en estado vegetativo.
Al paciente se le implantó en el pecho un pequeño dispositivo encargado de dar pequeñas descargas eléctricas -que fueron aumentando paulatinamente hasta una intensidad máxima de 1,5 mA- en un nervio muy importante por su papel en la conexión del cerebro con otras partes del cuerpo.
Las mejoras empezaron a ser visibles solo un mes después de la pequeña operación y los resultados han permitido a los autores afirmar que ésta es una vía terapéutica a explorar en todo tipo de trastornos de la conciencia. De hecho, ya han anunciado la futura puesta en marcha de un estudio a gran escala para confirmar sus hallazgos con más pacientes. "La reparación de la plasticidad cerebral es todavía posible incluso con parecen haberse esfumado todas las esperanzas", han declarado.