La bloguera australiana Belle Gibson fue nombrada en 2013 "la mujer más inspiradora del año" por la revista Elle. Su historia era de esas que tiene todo para gustar a los medios y a la sociedad: mujer joven a la que se le detecta una rara enfermedad, la vence a través de cambios en su estilo de vida -en concreto de la alimentación- y, además, decide ayudar a otra gente en su situación. Tras publicar un libro con sus recetas y lanzar una aplicación de pago con las mismas -todo ello bajo el nombre The Whole Pantry- , Gibson anunció que parte de sus ganancias irían a distintas organizaciones no gubernamentales involucradas en la ayuda a pacientes con cáncer.
La australiana, que ahora tiene 25 años, empezó a escribir su blog en 2013. Allí contó cómo le había sido detectado un tumor cerebral y a través de la dieta lo había convertido en curable. No era la primera historia de este tipo que hacía pública. En 2009 ya contó en sus redes sociales que "había muerto" en la mesa de operaciones mientras se sometía a una cirugía cardiaca.
Su aplicación y su libro de recetas fue un éxito en todo el mundo. Sólo en el primer mes desde su lanzamiento se descargaron la App más de 200.000 personas. El libro, publicado por una gran editorial, siguió un camino similar. Pero fue precisamente esta obra la que supuso el principio del fin de su carrera.
En la contraportada del libro, Gibson explicaba que su tumor cerebral se había mantenido estable en los últimos dos años, pero alguien se dio cuenta de que en su cuenta de Facebook la bloguera había dicho que el cáncer se había extendido al bazo, la sangre y el útero, aunque lo había logrado curar con su estilo de vida.
Mientras estas incongruencias se iban haciendo públicas, se comenzaba a conocer también que la ya estrella mediática no cumplía sus compromisos y no destinaba un sólo euro a ninguna organización benéfica.
En 2015, la historia saltó por los aires y Gibson acabó reconociendo que todo era falso. Lo hizo previo pago a una revista australiana y sus revelaciones hicieron que miles de seguidores se volvieran contra ella. La editorial retiró el libro del mercado y la Apple store hizo lo mismo con la aplicación.
Pero no quedó ahí la cosa. La Oficina del Consumidor de Victoria (su ciudad natal) demandó a Gibson, y lo hizo por varios motivos: decir que iba a hacer donaciones por las ventas de su aplicación, decir que su empresa daría dinero a causas benéficas, asegurar que donaría dinero nada más lanzar su App -antes de saber si vendería o no-, decirle a una familia concreta -los Schwartz- que daría dinero para ayudar a su hijo afectado por un tumor cerebral y publicitar que iba a apoyar económicamente un evento benéfico por el Día de la madre.
Ahora ha concluido el proceso judicial y la bloguera, que no estaba en el tribunal cuando se dictó la sentencia, ha sido condenada a pagar 272.000 euros a la Oficina del Consumidor, entidad a la que el juez ha pedido donar el dinero a los destinatarios originalmente agraviados por Gibson.