A más de uno le sonará a una de las extravagancias de Txumari Alfaro, el presentador de La Botica de la Abuela que encontraba remedios caseros para casi todo. Sí, este naturópata es uno de los defensores de la orinoterapia, urinoterapia o uroterapia, es decir, el uso de la orina como medicina, pero no se inventa lo que dice. Investigadores españoles han recopilado 204 usos documentados en España desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad.
La mayoría de los usos que recoge este trabajo tienen que ver con afecciones de la piel, el 63% de los casos. Azarías, el personaje de Los santos inocentes de Miguel Delibes que Mario Camus llevó al cine encarnado por Paco Rabal, se meaba las manos porque se le agrietaban. Pues bien, este caso concreto no es una simple anécdota de una novela, sino una realidad registrada en varias comunidades como Cataluña, Aragón, Castilla y León y Extremadura, y podría ser el reflejo de una costumbre generalizada en la España rural para tratar diversos tipos de problemas cutáneos, como urticaria, acné, quemaduras y heridas, entre otros, según la amplia lista que recoge la investigación.
No obstante, si todos los remedios que aparecen en este estudio fueran efectivos, la orina lo curaría casi todo: resfriados, malaria, glaucoma, dolor de muelas… Incluso hay un caso documentado en Elosua (Guipúzcoa) en el que para curar el cáncer –sin especificar- se habla de ingerir la orina de un niño.
Ahí entramos en el delicado terreno de las formas de administración. Es lógico que, como la mayoría de las aplicaciones tienen que ver con la piel, en el 65% de los casos el uso sea externo. Sin embargo, un 17% es por vía oral y hasta un 6% consiste en lavarse los ojos con la orina. En cualquier caso la acción resulta poco agradable, aunque en algunas ocasiones el líquido amarillento se diluya en agua.
Por otra parte, muchos de los remedios consisten en utilizar la propia orina del paciente, pero en otros casos se recurre a la de otras personas, probablemente por una cuestión de simbolismo. Así, parece ser que para facilitar el parto en la isla de Ons (Pontevedra) la mujer tenía que beber la orina de un hombre virgen, mientras que en la provincia de Salamanca se recurría a la orina del marido con los mismos fines.
Algunas veces estas tradiciones locales adquieren tintes religiosos. En la provincia de Cáceres, ante una mordedura de serpiente se recomendaba tomar tres vasos de la orina de algún niño que haya hecho la comunión ese año o que haya nacido en Viernes Santo o Navidad.
En este trabajo de recopilación liderado por José Ramón Vallejo, biólogo de la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura, aparecen casos de todas las comunidades autónomas salvo Madrid y Baleares, pero son especialmente abundantes en Extremadura y el País Vasco. No obstante, la orinoterapia es universal y trasciende épocas, puesto que ya hay testimonios en el mundo grecolatino y sobre todo en la India.
Preguntados por EL ESPAÑOL, los autores del estudio rechazan valorar la eficacia de su uso ni cualquier otro aspecto de su trabajo, salvo que, como investigadores en etnomedicina, se han limitado a documentar los recursos terapéuticos "desde una perspectiva antropológica, histórica y etnobiológica".
Una pseudoterapia peligrosa
Para la ciencia, hoy en día está claro: se trata de una pseudoterapia, es decir, no está demostrado que funcione. El Grupo de Investigación en Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, a través de su proyecto Info Pseudociencia, llega incluso a alertar de que su grado de peligrosidad es "alto". Desde finales del siglo XIX se han investigado sus aplicaciones y "no resulta beneficiosa en ningún caso", señalan.
Aunque está compuesta principalmente por agua, en la orina se han identificado hasta 3.000 productos químicos, entre los que se cuentan la urea, el ácido úrico y sales minerales, pero no deja de ser un producto que desecha el cuerpo, así que puede contener bacterias y virus en suspensión y dar lugar a diversos problemas según la forma en la que se aplique: infecciones cutáneas, problemas digestivos cuando es ingerida e incluso "hasta la muerte del paciente en sus administraciones por vía intravenosa".
Testimonios actuales
Muchas de las aplicaciones recogidas en esta recopilación se relacionan con entornos rurales y su uso habría sido más o menos generalizado hasta la década de 1970. Sin embargo, hay otra vertiente que tiene que ver con la moda de las terapias alternativas y la salud natural que tiene cierta presencia y que se relaciona mucho más con las ciudades.
Sea por esta última razón o por la pervivencia de las viejas tradiciones, el trabajo recoge algunos testimonios particulares sobre su uso actual y para encontrarlos los investigadores no han tenido que viajar a recónditas aldeas aisladas ni que buscar personas incultas, sino más bien todo lo contrario.
Por ejemplo, una enfermera asegura que utilizó la orina durante varios meses para tener "una piel más lisa" y un estudiante universitario explica que, angustiado por una alopecia prematura, se la aplicaba frotando en círculos el cuero cabelludo dos veces al día.
¿Resultados? El joven creyó apreciar cómo la caída del cabello se ralentizaba y asegura que cree en el valor de los remedios naturales, aunque no debió de quedar muy satisfecho, puesto que añade que "no siempre funciona".
Para mear y no echar gota.
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