Llevar el pelo recogido es una exigencia típica de ciertos trabajos, como los que implican la manipulación de alimentos. También en el manejo de maquinaria por seguridad, como pudo comprobar una mujer japonesa de 64 años que se encontraba trabajando en una fábrica cuando su largo cabello quedó enredado en un torno industrial.
La máquina tiró violentamente de ella y la cercenó limpiamente hasta el hueso del cráneo, arrancándole de cuajo el cuero cabelludo de la mitad superior de la cabeza y, con él, parte de sus orejas y sus cejas. Afortunadamente, pudo ser operada por un equipo de cirujanos que han publicaron el exitoso tratamiento en BMJ Case Reports.
Operada de urgencia
Pese a lo traumático del accidente, la operaria hizo gala de gran lucidez. Recogió el cuero cabelludo y corrió a urgencias con la pieza de piel en una bolsa llena de hielo. Una vez allí, los médicos rasuraron el pelo y lo lavaron todo con agua salada, para poder volver a implantarlo sobre su cabeza. La operación finalizó cuatro horas después, pero aún quedaba un largo proceso de recuperación por delante.
Uno de los puntos claves para el tratamiento de esta lesión, conocida como avulsión del cuero cabelludo, es reconectar los nervios y los vasos sanguíneos a la cabeza. En este caso, la conexión pudo realizarse con éxito en ambos lados de la cabeza, pero pasado un tiempo los médicos comprobaron que sólo fluía sangre desde los del lado derecho. Eso sí, el caudal era suficiente para irrigar todo el cuero cabelludo.
En cuanto a los nervios, fue imposible volver a unirlos, por lo que podrían producirse secuelas irreparables. De hecho, dos semanas después de la operación la piel circundante de su ojo izquierdo comenzó a morirse, por lo que fue necesario transferir piel sana desde otra zona del cuerpo.
A los dos meses dicha lesión no había reaparecido y el pelo crecía de un modo casi normal, aunque con más fuerza en el lado derecho de la cabeza. Finalmente, pasado un año el pelo ya había crecido con normalidad y podía contraer los músculos de la frente y abrir y cerrar los ojos. Además, la paciente aseguró sentirse satisfecha con el resultado.
La pérdida del cuero cabelludo no es necesariamente mortal, como pudieron comprobar los colonos supervivientes de los ataques tribales durante la conquista del lejano oeste. La técnica para hacerse con el trofeo, además, era escalofriantemente similar al accidente sufrido por la japonesa: el guerrero cortaba alrededor de la cabeza y tiraba fuertemente del pelo. Sin embargo, las infecciones provocadas por la herida solían terminar acabando con la vida de la víctima.