Con nuestra actividad diaria es inevitable que, en ocasiones, tropecemos en el lugar menos indicado o nos cortemos con algún utensilio de cocina. Estas heridas a las que restamos importancia las acabamos curando en casa. Aunque muchas veces no de la mejor manera.
Existen varias falsas creencias sobre la curación de las heridas, tales como echar por doquier agua oxigenada o alcohol a la herida, dejarla secar al aire o meternos en el mar creyendo que nos curará antes. Te contamos por qué estas prácticas que llevas años haciendo desde el convencimiento no son las más indicadas para que las heridas cicatricen como es debido.
Mito: el alcohol y el agua oxigenada es bueno para las heridas
Aunque creemos que es la mejor forma de mantenerlas limpias de bacterias y demás microbios, utilizar estos antisépticos no es lo más recomendable para que nuestra herida cure. Según el doctor Thomas Erskine, director del Center for Wound Care de California (Estados Unidos) y especialista en el cuidado de heridas, el peróxido de hidrógeno y el alcohol pueden matar el tejido normal y las células que intentan curar una herida.
Muestra de ello es el picor y el escozor que se siente al verter cualquier de los dos líquidos sobre ella. Algo de lo que también advierte la Academia Americana de Dermatología que para nada recomienda rociar heridas abiertas con estos antisépticos.
Mito: deja que se haga costra cuanto antes
La Sociedad Española de Heridas (SEHER) destierra la idea de que la costra siempre es bienvenida. Al contrario. Como afirman en su guía elaborada en colaboración con la empresa de productos para el cuidado PiC Solution, "la costra no es ni más ni menos que el depósito de sangre y tejido muerto que, al secarse, retrasa la cicatrización".
La presencia de la costra hará que sea más difícil que aparezcan nuevas células de la piel que cubran la herida. Además esta puede facilitar la infección, especialmente si observamos que la herida se ha secado sorprendentemente rápido.
Mito: las heridas al aire curan mejor
No vendar la herida o destaparla durante unas horas es otra de las prácticas que solemos hacer. Sin embargo, solo ralentizamos el proceso de sanación. Según la SEHER, "debe permanecer cubierta y, si es posible, con un apósito de cura en ambiente húmedo y anatómicamente adaptado". Esta recomendación se basa en los innumerables estudios que demuestran que las heridas sanan antes en entornos húmedos. El primero en demostrarlo fue el doctor George D. Winter al publicar en 1962 su histórico estudio titulado Formación de la costra y el índice de epitelización de heridas superficiales en la piel del joven cerdo doméstico.
Además, tampoco es adecuado exponer las heridas a los rayos del sol ya que, como advierte la SEHER, puede "producir una inflamación de la zona herida así como consecuencias negativas en la cicatrización". Tampoco es recomendable que le dé el sol cuando ya esté curada. Como es bien sabido, se aconseja usar cremas protectoras sobre las cicatrices y las zonas que las rodean.
Mito: el agua del mar sana
Nada más lejos de la realidad. La OMS advierte que "las aguas de mar y saladas pueden contener microorganismos que pueden ser patógenos, incluyendo bacterias, protozoos y virus". Algo que, sin duda, no beneficiará a nuestras heridas. Y así se demostró gracias a un estudio realizado por investigadores chinos en 2006 que vieron como el agua de mar empeoraba la inflamación y la cicatrización de las quemaduras en roedores de laboratorio.
Bien distintos son los beneficios del agua de mar esterilizada o incluso algunas que cuentan con una alta concentración en yodo o magnesio. Estas últimas pueden ayudar a personas con problemas de dermatitis.
Mito: las heridas pican cuando curan
Mitad verdad, mitad creencia popular. Sí es cierto que se produce cierto picor cuando las heridas superficiales están en proceso de curación, aunque sobre esta reacción hay diferentes teorías. Algunos investigadores creen que se debe a la liberación de una sustancia contra las bacterias llamada histamina, la cual provoca esa sensación de picazón, mientras que otros le relacionan con el sistema nervioso central que malinterpreta los estímulos en la zona tratada. Sin embargo, no siempre ese comezón es señal de buenas noticias.
Si se observan otros síntomas, como enrojecimiento, supuración o una sensación palpitante en la herida, puede que esté lejos de sanar. Así que lo mejor es consultar al médico porque es posible que esté infectada y sea preciso algún tratamiento.
Mito: no hay nada que hacer, es un rasguño sin importancia
"No es cierto, todas las heridas precisan de atención", asegura el SEHER. Dejar sin curar un simple rasguño puede llevarnos a una infección. No sabemos si la superficie con la que te lo has hecho está llena de gérmenes y te ha pillado en una época en que tu sistema inmunológico no está del todo fuerte y lo que parecía un rasguño acabe por complicarse.
Para las primeras actuaciones de esos pequeños cortes y rasguños, la SEHER recomienda lavarlas con suero fisiológico o, en su defecto, con agua de grifo limpia a chorro para así facilitar el arrastre de todos los restos de suciedad y cuerpos extraños. Y, en caso de necesitar desinfección, utilizar clorhexidina o povidona yodada sobre la herida.
El resto déjaselo a tu cuerpo. Cuando se produce una herida, las alarmas en nuestro organismo se activan y los procesos de cicatrización se ponen en marcha. Primero, la hemostasis se encargará de cortar la hemorragia; luego, la herida se inflamará para eliminar los agentes externos que la perjudican y, seguidamente, comenzará la regeneración y surgirán nuevos vasos sanguíneos y capas de piel. Así, sabiendo ya todo lo que no debes hacer, en menos de una semana cualquier pequeño rasguño o corte estará curado.