La planta del gigante Lactalis en Craon, en el departamento de Mayenne, Francia, lleva otro nombre: Celia. La fábrica conserva el nombre de una las sociedades engullida para dar lugar al mayor grupo alimentario en producción de lácteos del mundo. Un brote de salmonela les ha conducido a su mayor crisis de la historia, forzándoles a retirar 12 millones de sus productos en todo el mundo. Según acaba de revelar el Instituto Pasteur, la bacteria estaba muy probablemente ya ahí cuando llegaron.
La producción de la planta lleva detenida desde el pasado ocho de diciembre, después de que se descubrieran trazas de salmonela en leches de la marca Picot y Milumel. La agencia gubernamental Santé Publique France revelaba a continuación que 37 niños se habían contagiado con la bacteria. La gran mayoría consumía leche en polvo producida en Craon. El caso número 38 se localizó en España. Un bebé vasco había enfermado tras consumir una muestra proveniente de la fábrica en octubre. Tratado en el Hospital de Las Cruces, el pequeño ha sido dado de alta.
Los lotes retirados pasaron de docenas a centenares de miles por orden del ministerio de Economía y Finanzas galo, que consideraba las medidas insuficientes. Las pesquisas internas, confirman la compañía a EL ESPAÑOL, situaron el momento de la contaminación en una obras realizadas a mediados de febrero en el recinto. Lactalis anunció entonces la retirada de todos los productos fabricados ahí desde esa fecha. Pero, ante la ingente cantidad de lotes y la alarma, optó por retirarlos todos independientemente de su fecha de producción.
La orden afecta a 12 millones de productos en 83 países del mundo. En España han desaparecido de los estantes 550.000 referencias desde diciembre, principalmente de leche en polvo de las marcas Sanutri, Damira y Puleva Bebé. La retirada de farmacias y parafarmacias la ha realizado gradualmente la propia Lactalis, explican, o a través de los mayoristas. La destrucción de los productos está siendo llevada por un gestor de residuos especializado y bajo la supervisión de las atuoridades francesas.
La marca ha puesto en conocimiento de los consumidores el listado específico de productos retirados y un teléfono (900 102 336) para gestionar la devolución para quienes todavía los tengan en su hogar. La compañía reconoce que, dado que su vida útil no tiende a exceder a los 24 meses, "es poco probable" que las partidas bajo sospecha sigan en circulación.
¿Cómo se produjo la contaminación?
Semanas de investigación ha servido para descartar determinados fallos en la seguridad que habrían abierto las puertas a la salmonela. Los proveedores lácteos y ganaderos de la fábrica han quedado libres de sospecha. Ahora, los propios trabajadores serán sometidos a un férreo escrutinio: se examinarán sus heces para determinar si alguno de ellos es un portador benigno de la bacteria, y la pudo introducir en la cadena de producción inadvertidamente.
La "causa principal" de la contaminación según la versión que maneja la investigación seguiría estando en las obras efectuadas a mediados de febrero, y que habrían provocado la "dispersión" del patógeno. Trazas de la bacteria fueron detectadas en dos ocasiones previas a la alerta sanitaria: en agosto, sobre unos azulejos, y en noviembre, en el material de limpieza.
Sin embargo, el Instituto Pasteur ha concluido que la bacteria verosímilmente no vino de fuera. O, más concretamente, que lo hizo más de una década atrás. Un año antes de ser comprada por Lactalis en 2006, productos de Celia tuvieron que ser retirados por una contaminación por salmonela que afectó a 16 niños. Su origen era la misma planta de Craon. "Según los análisis, las dos salmonelas, la de 2005 y la de 2017, son extremadamente similares" - avanzaba el bacteriólogo Simon Le Hello. La institución ha confirmado que el mismo brote infectó al niño español.
Hay un precedente, citan los investigadores: el de una fábrica de copos de cereales en Estados Unidos en el que una cepa descendiente de una contaminación bacteriana presuntamente erradicada "volvieron a entrar en contacto con el producto" por acción de "las obras realizadas". El Instituto Pasteur está en fase de confirmar ahora que ambas cepas están emparentadas y apunta que en la década transcurrida se pudieron producir contaminaciones "puntuales" que pasarían inadvertidas.
Controles sanitarios más intensos
Desde el pasado 22 de diciembre Lactalis está siendo investigado por orden de un tribunal parisino bajo cargos que incluyen provocar "heridas involuntarias" y "poner en peligro la vida ajena". Horas después de que el Ejecutivo de Emmanuel Macron anunciara una batería de medidas para reforzar los controles en el sector lácteo, la Policía Judicial, agentes de la Gendarmería de Angers y miembros de la Oficina Central de Lucha contra las Infracciones al Medio Ambiente y a la Salud registraban la fábrica de Craon, la sede del grupo en Laval y tres instalaciones más.
Según el comunicado del Ministerio de Agricultura galo, las empresas se verán obligadas a transmitir a los servicios estatales los resultados de los controles desfavorables en caso de que estos puedan tener consecuencias "nefastas" sobre la salud pública. Los laboratorios también se verán obligados a colaborar con las autoridades para reforzar la seguridad de la cadena de producción.
Mientras, el presidente de Lactalis, Emmanuel Besnier, se ha disculpado públicamente con todos los afectados y se ha comprometido a indemnizarles. "Decenas" de familias, además, han manifestado su intención de querellarse a título particular. Mientras, unos 250 trabajadores de Craon han sido colocados en situación de "paro técnico" - conservando su salario -, otros 80 han sido trasladados a otras plantas y el resto trabaja en las labores de desinfección. El grupo ha prometido reabrir la planta, pero la fecha sigue en el aire, inquietando a la economía local y al total de 15.000 trabajadores franceses que dependen de ella.