La ya denominada "Dieta Occidental", caracterizada por su elevado contenido en alimentos ultraprocesados, como los hidratos y grasas refinadas, conlleva un elevado contenido de grasas cuya cantidad sobrepasa cualquier recomendación nutricional, además de no destacar precisamente por ser grasas consideradas como "saludables".
Este tipo de dieta, además de haber demostrado aumentar el riesgo de obesidad, alteraciones metabólicas, enfermedad de Alzheimer, cáncer de colon y un aumento del riesgo de sufrir metástasis en un cáncer de próstata, parece afectar peor a unos individuos respecto a otros. Concretamente, según se desprende de los resultados publicados recientemente en el FASEB Journal, los trabajadores que alternan turnos sufrirían más si cabe los efectos de este tipo de dietas altas en grasa por su mal control del reloj biológico.
Los riesgos de no tener horarios
Actualmente no son pocos los trabajadores cuyo turno no tiene un horario concreto sino que deben ir alternando turnos, algo que puede perjudicar gravemente a su reloj biológico, no solo a nivel de un aumento de riesgo de sufrir alteraciones del sueño, sino también a nivel metabólico. En otras palabras, un mal control del reloj biológico puede aumentar el riesgo de obesidad, ya de por sí incrementado si se consume una Dieta Occidental.
Teniendo esto en cuenta, David Earnest y sus colegas de la Universidad de Texas han intentado vislumbrar hasta qué punto la alteración del ciclo del sueño puede colaborar en los efectos ya de por sí perjudiciales de una dieta alta en grasas. Cabe destacar, por otro lado, que trabajar a turnos -y por tanto no tener un hábito del sueño concreto- ya altera por sí mismo los hábitos alimentarios.
Todas las células del organismo humano poseen un reloj biológico, el cual se regula por un ciclo sueño-vigilia de alrededor de 24 horas, en el cual se tiene en cuenta no solo la somnolencia a las horas correctas, sino también el hambre y otros procesos biológicos relacionados con el metabolismo.
En investigaciones anteriores Earnest y sus colegas ya descubrieron que la interrupción total del reloj interno -situación en la cual es imposible controlar el tiempo- puede provocar una cascada de problemas, especialmente a nivel del sistema inmune y las células responsables de la inflamación.
En el actual estudio también se detectó que los trabajos a turnos, donde no se llega a interrumpir por complejo el reloj biológico, provocarían un efecto similar a la interrupción total del mismo a nivel de las células del sistema inmune.
El turno de noche, aficionado a las grasas
En este caso, los investigadores reprodujeron un modelo de trabajo a turnos donde los ciclos se revertían cada cinco días. Según Earnest, este tipo de interrupción parcial del reloj biológico impediría que el organismo se mantuviese al día, dando lugar a unos efectos similares a los que suceden con el "jet-lag social". Es decir, aquellos efectos que sufren los individuos que durante el fin de semana alteran completamente sus horarios y, posteriormente, vuelven a la rutina durante los días entre semana.
Earnest afirma que, a pesar de que su trabajo se centró en las células del sistema inmune, las implicaciones irían mucho más allá. No solo se alteraría la defensa del organismo frente a posibles infecciones, sino que la alteración del reloj biológico potenciaría las respuestas inflamatorias que dan lugar a las enfermedades metabólicas, como la obesidad y la diabetes. Asimismo, otras investigaciones relacionadas llevadas a cabo en el laboratorio de Earnest también sugieren que trabajar a turnos aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular grave.
Por otro lado, para rizar el rizo, cabe tener en cuenta que el hecho de salir de noche, o trabajar de noche suele conllevar elegir alimentos grasos para comer, los cuales han demostrado retrasar aún más el reloj biológico - más de una hora respecto a la normalidad.
Por ello, los investigadores responsables del estudio sugieren usar terapias para reducir la inflamación y ayudar a los trabajadores a turnos para que puedan evitar algunos de los efectos metabólicos secundarios a sus horarios.
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