Existe una relación significativa entre las dietas altas en grasas y la progresión metastásica del cáncer de próstata. Ésta es la principal conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores del Centro Médico del Cáncer Beth Israel Deaconess (BIDMC), que acaba de publicar el hallazgo en la revista Nature Genetics. En otras palabras, existe un mayor riesgo de que se produzca la metástasis de este tipo de cáncer según la alimentación del paciente.
Existen determinados tipos de tumores que, en medicina, se conocen como "cánceres indolentes". Se trata de aquellos que representan un riesgo bajo por su crecimiento lento, y que en muchas ocasiones no resultan peligrosos ni letales para el paciente. Sin embargo, algunos de estos tumores pueden llegar a producir metástasis y afectar a otros órganos, y es ahí donde se produce el problema.
Además de la próstata, algunos tipos de cáncer de tiroides, pulmón o mama también se clasifican como indolentes cuando se encuentran centrados en su órgano, sin haber afectado a otros lugares del organismo. La clave en estos casos es planificar el tratamiento tras identificar el tumor, y entender qué factores pueden aumentar el riesgo de metástasis o diseminación del carcinoma.
En este caso, el equipo del BIDMC descubrió que la ausencia de dos genes determinados, llamados PTEN y PML, está vinculada con un aumento de riesgo de las metástasis de cáncer de próstata. Sin embargo, la falta de estos genes por sí sola no era suficiente. Los investigadores descubrieron que los tumores de próstata con metástasis asociada producían una elevada cantidad de lípidos o grasas. Si se juntaban ambos factores, la falta de los genes y el exceso de grasa, parecía aumentar el riesgo de progresión del tumor.
Un fármaco antiobesidad contra el cáncer
Según Pier Paolo Pandolfi, director del Centro del Cáncer y el Instituto de Investigación del Cáncer de BIDMC, el descubrimiento significaría haber detectado un "interruptor de producción de grasa". Asimismo, esto significaría que si hay un interruptor, podría apagarse mediante el uso de fármacos.
Normalmente no se suele estudiar el cáncer de próstata con metástasis en ratones, ya que en estos animales la enfermedad no suele progresar. Sin embargo, en este trabajo se alimentó a roedores con una "dieta occidental", imitando los elevados niveles de grasa presentes en la típica comida rápida que se consume a espuertas en los países industrializados. El resultado fue que sí se produjo una progresión agresiva de este cáncer, venciendo la resistencia natural de los ratones y dando lugar a la metástasis.
Posteriormente, los investigadores probaron en estos ratones el fármaco fatostatina, un medicamento experimental desarrollado para combatir la obesidad. Esta molécula tiene el potencial de disminuir la transcripción de genes lipogénicos, es decir, inhibe la función de los genes creadores de grasa. La hipótesis era que, si se reduce la producción de lípidos o grasas en las células tumorales del cáncer de próstata, se podría detener las metástasis. El resultado fue exitoso, ya que los tumores de próstata de los ratones mejoraron y se frenó su expansión.
Los investigadores responsables del estudio advierten de que se deben comprobar estos resultados en la práctica clínica habitual, ya que se trata de un estudio realizado específicamente en ratones. Por otro lado, sugieren que los resultados de su investigación podrían ayudar a prevenir las metástasis en aquellos pacientes donde se descubra una falta de los genes PTEN y PML, por ejemplo mediante la dieta, o usando fármacos que bloqueen la producción de grasa como el anteriormente mencionado.