El cuerpo humano es una máquina diseñada a la perfección para que todo en él funcione correctamente. Sin embargo, en ciertas ocasiones algunas piezas resultan defectuosas y se desajustan, causando síntomas que, sin ser graves, pueden llegar a hacerse muy molestos.
Este es el caso de una mujer de 28 años, que después de seis años con la sensación de que algo le rodaba por el interior de su cuerpo, ha dado finalmente con el diagnóstico que ha puesto fin a su angustia.
La paciente tenía lo que se conoce como nefroptosis, una afección más conocida como "riñón flotante", que se da cuando uno de los riñones se mueve libremente después de que la persona en cuestión pase de estar tumbada a levantarse.
La pielografía intravenosa, clave para el diagnóstico
Se dice que una persona tiene nefroptosis cuando su riñón se desplaza una longitud superior a los cinco centímetros. En el caso de esta chica, las pruebas que le realizaron demostraron que llegaba a superar los seis centímetros, por lo que el diagnóstico era claro.
Aunque en los años que llevaba sintiendo los síntomas se le habían realizado diversas pruebas sin obtener respuesta, han sido finalmente los médicos del Hospital Henry Ford de Detroit los que han dado en el clavo.
Según informan en BMJ Case Reports, la prueba clave fue la pielografía intravenosa, un examen radiológico que se usa habitualmente para detectar anomalías en los riñones, la vejiga y la uretra. Los médicos a cargo del caso aseguraron que esta prueba permite conocer a fondo la anatomía dinámica del paciente, por lo que fue esencial para el diagnóstico.
Más habitual de lo que parece
Aunque puede parecer un caso raro, la nefroptosis es una afección bastante frecuente en mujeres, pudiendo llegar a afectar a un 20% de la población femenina. Sin embargo, en muchas ocasiones no genera ningún síntoma, por lo que muchas mujeres nunca llegan a saber que la tienen.
En caso de sí ser sintomática, puede dar lugar a vómitos, dolor intenso o aumento de la frecuencia cardíaca, pero no es lo más común. De cualquier modo, no se considera una afección grave, aunque sí que puede aumentar las posibilidades de padecer cálculos renales o infecciones de orina.
Las personas más propensas a padecerlo son las mujeres delgadas, ya que la grasa puede ayudar a mantener el riñón en su sitio. De hecho, esta paciente afirmó que sus síntomas solo mejoraron durante el tiempo que estuvo embarazada, posiblemente porque el útero sujetaba el riñón. Además, las personas que suelen tener una frecuencia cardíaca elevada o infecciones de orina recurrentes también son candidatos a la nefroptosis.
Ante la incomodidad que sentía, la paciente del estudio tuvo que ser intervenida a través de una nefroplexia laparoscópica asistida por robot. Cuatro semanas después, acudió a revisión y todos sus síntomas habían cesado por completo, por lo que su riñón había sido fijado con éxito.