Durante las últimas décadas, sobre todo tras el inicio del gran Estudio Framingham de riesgo cardiovascular, son muchos los países que han centrado sus mejoras en salud pública en la fabricación de mejores fármacos o inversiones en mejoras tecnológicas. Sin embargo, según una nueva investigación publicada en Circulation, la revista de la American Heart Association -AHA-, el estilo de vida saludable sería un factor mucho más potente que el uso de los medicamentos, llegando a prolongar entre 12 y 14 años la esperanza de vida de hombres y mujeres, respectivamente.
Según suscribe la AHA, aunque EEUU es uno de los países más ricos del mundo y con mayor cuantía de inversión en medicina, es también uno de los países con una menor esperanza de vida en comparación a otros con ingresos similares. De hecho, ni siquiera se encuentra en el podium de los países con mayor esperanza de vida, en el que Japón se sitúa como país más longevo tanto en hombres como en mujeres.
Las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares son las principales patologías causantes de muerte prematura, causando un fallecimiento cada 38 segundos en el país norteamericano. Sin embargo, sus inversiones en investigación se centran en desarrollar mejores fármacos en lugar de promocionar un mejor estilo de vida, como bien denuncia la AHA.
Según el nuevo trabajo, la prevención sería clave para disminuir las muertes por este tipo de enfermedades. Así lo concluyen tras analizar datos de dos importantes estudios actualmente en curso, en los cuales se incluye información dietética, estilo de vida y toma de medicamentos de miles de individuos.
Se trata del conocido como Estudio de Salud de Enfermeras y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Asimismo, los datos de estos trabajo se combinaron con otros de la Encuesta Nacional de Salud y Nutricion (NHANES) de Estados Unidos, y los datos de mortalidad de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
El objetivo fue estimar el impacto del estilo de vida de forma específica sobre la esperanza de vida en los Estados Unidos, llegando a la conclusión de que había cinco factores determinantes capaces de alargar la vida más de una década:
- No fumar.
- Llevar a cabo una dieta saludable.
- Hacer ejercicio de forma regular (más de 30 minutos al día con una intensidad moderada).
- Mantener un peso saludable (IMC entre 18.5 y 24.9).
- No superar lo que se considera un consumo moderado de alcohol (5-15g para mujeres y 5-30 g para hombres, al día).
Durante el transcurso de entre 27 y 34 años de hombres y mujeres, respectivamente, se registraron 42.167 muertes, de las cuales 13.953 se debían al cáncer y otras 10.689 tenían un trasfondo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, llevar a cabo los mencionados cinco factores de longevidad lograba alargar la vida de forma significativa, hasta 12 años más en hombres y hasta 14 años más en mujeres.
Otros datos a tener en cuenta
Por otro lado, el estudio también ha logrado identificar otros datos interesantes a tener en cuenta. Por ejemplo, aquellos individuos que llevaron a cabo los cinco factores de estilo de vida, tenían hasta un 74% menos de probabilidades de morir durante el periodo de seguimiento estudiado. Por otro lado, también tenían hasta un 82% menos de probabilidades de morir a causa de una enfermedad cardiovascular y hasta un 65% menos de probabilidades de morir de cáncer.
Por su parte, se detectó una asociación directa entre cada uno de estos cinco comportamientos de forma individual y el riesgo reducido de muerte prematura. Lógicamente, la combinación simultánea de los cinco factores otorgaría más protección que cada uno en solitario.
Los investigadores responsables del estudio destacan que, a pesar de que entre los años 1940 y 2014 la esperanza de vida de EEUU aumentó desde los 63 hasta los 79 años de media, dicha longevidad podría ser mayor si desapareciese la obesidad, un viejo conocido por ser factor de riesgo tanto a nivel cardiovascular como cerebrovascular, además de haberse asociado de manera directa con el riesgo de muerte prematura.
Por tanto, para los investigadores, dirigidos por Frank B. Hu, presidente del Departamento de Nutrición en la Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston), el estilo de vida saludable sería primordial para alargar la esperanza de vida. Promocionar dicho estilo de vida sería mucho más rentable que invertir en fármacos y tecnología médica.
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