Actualmente las recomendaciones sobre las fuentes idóneas de proteínas han llegado a puntos extremos de polémica. Por un lado, cada vez se desaconseja más el consumo de carne, sobre todo si es carne roja, a pesar de las recomendaciones de algunas sociedades médicas. Y por otro lado está el pescado, el cual es muy recomendable dentro de las directrices de la conocida dieta mediterránea, pero que tiene un punto en contra por el cual muchos temen su consumo: el mercurio.
La realidad es que las carnes magras (pollo, pavo, conejo) siguen siendo la principal y mejor valorada fuente de proteína animal, junto a lácteos y otros derivados. Seguidamente, está la carne roja, la cual no se aconseja comer más de dos veces por semana en la actualidad dada la evidencia científica disponible. Y por su parte, el pescado, una interesante fuente de proteína animal, junto a una enorme fuente de ácidos grasos saludables del tipo omega-3. Sin embargo, su contenido en mercurio (y su precio, todo sea dicho) los han desterrado de muchos hogares, ya sea por miedo o por factores económicos.
Ahora, la Asociación Americana del Corazón (AHA) ha realizado una nueva revisión que pretende alentar el consumo del pescado, afirmando que los beneficios a nivel cardiovascular y para la salud en general superan a los riesgos. Los resultados acaban de ser publicados en la revista Circulation.
Ya en el año 2002 esta misma asociación emitió un comunicado similar, alentando al consumo de pescado, dado que los estudios habían evidenciado los beneficios de comer pescado y marisco rico en ácidos grados omega-3, sobre todo si dicho consumo reemplaza a otros alimentos menos saludables.
En aquel momento la AHA aconsejaba comer hasta dos porciones de hasta 100 gramos de pescado no frito, sobre todo pescado azul como el salmón, caballa, arenque, trucha, sardinas y atún blanco. También se afirmó que los ácidos grados omega-3 habían destacado por su potencial para reducir el riesgo de problemas de salud, tanto a nivel del corazón como de índole articular, pasando por enfermedades neurodegenerativas como la demencia y algunos trastornos mentales.
Sin embargo, ya en aquel entonces se vislumbró el miedo por el mercurio que podían contener estos pescados debido a la actividad industrial. Sobre todo en pescados de gran tamaño como el tiburón, pez espada, caballa gigante y otros. De hecho, actualmente las directrices españolas e internacionales desaconsejan el consumo de estos grandes pescados en embarazadas porque su contenido en mercurio sí es elevado y puede provocar daños neurológicos a los futuros recién nacidos.
La nueva revisión confirma que los beneficios de consumir pescado superan a los riesgos por la posible contaminación por mercurio. Asimismo, afirman que dicho consumo no ha demostrado aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular en adultos, especialmente si el consumo de pescado y marisco es variado.
Pescado sí, pero suplementos y aceites no
Ya en su comunicado anterior, la AHA no aconsejó el consumo de aceites de pescado ricos en omega-3 para disminuir el riesgo de enfermedad cardíaca por falta de evidencia científica al respecto. De hecho, un estudio publicado en la revista JAMA en 2012 volvió a desaconsejar dichos suplementos. Ahora, en la nueva revisión, siguen sin aconsejarse por falta de evidencia al respecto, concluyen que sigue siendo mejor tomar pescado entero y no sus aceites.
Asimismo, cabe recordar que la Foods & Drugs Administration de Estados Unidos y la Agencia de Protección Ambiental, durante el pasado año 2017, llegaron a recomendar el consumo de entre 250 y 350 gramos de pescado de bajo contenido de mercurio por semana, casi el doble de lo que recomienda la AHA.