Dormir poco (o demasiado) se ha relacionado con diversos problemas de salud, desde un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer hasta poder sufrir un infarto de corazón o un ictus. Teóricamente, según anteriores investigaciones, "el sueño perdido no se puede recuperar", lo cual implicaría que la única opción para mejorar la higiene del sueño es intentar dormir las horas recomendadas día tras día.
Sin embargo, según un trabajo publicado en Journal of Sleep Research, es posible que exista un método para contrarrestar la falta de sueño semanal y reducir los riesgos asociados al hecho de dormir poco, como la muerte prematura: dormir más durante el fin de semana, ni más ni menos.
Para el estudio, Torbjörn Åkerstedt de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y sus colegas analizaron datos de más de 38.000 individuos, detectando una mayor tasa de mortalidad entre los adultos jóvenes y de mediana edad que dormían menos de cinco horas cada día. Sin embargo, aquellos que compensaban esta falta de sueño semanal durante el fin de semana reducían su riesgo de muerte, llegando a equipararlo a aquellos que mantuvieron una buena higiene del sueño.
Aunque el trabajo ha podido analizar a muchos individuos, los investigadores advierten de que sus resultados no definen claramente un método de recuperación de sueño perdido. De hecho, una de las limitaciones del estudio es el método de recogida de datos, ya que simplemente se realizaron encuestas a todos los individuos, los cuales autoinformaron aproximadamente sobre cuántas horas dormían durante los días laborales y cuántas horas dormían los días libres.
Otra de las limitaciones es cuándo se realizaron las mediciones, dado que el estudio duró 13 años, pero las encuestas sobre cuántas horas dormían los participantes tan solo se realizaron al inicio del estudio, y posteriormente se midieron las tasas de mortalidad tras el paso de más de una década sin pasos intermedios.
Posteriormente, mediante modelos estadísticos, se descartaron posibles sesgos o influencias de otros factores tales como el género, el índice de masa corporal, la actividad física o el consumo de sustancias tóxicas como alcohol o tabaco.
Ojo: dormir demasiado también mata
Según sus conclusiones, los individuos menores de 65 años que dormían menos de cinco horas al día entre semana y durante el fin de semana tenían hasta un 65% más de riesgo de muerte prematura que los individuos que dormían seis o siete horas diarias de media. Por su parte, los individuos que dormían poco entre semana, pero compensaban las horas perdidas durante el fin de semana, disminuían su riesgo hasta el mismo nivel que aquellos que dormían las horas recomendadas.
Por otro lado, en cuanto a los individuos mayores de 65 años, el riesgo de muerte también desapareció aunque durmiesen menos horas diarias durante la semana, algo que los investigadores han interpretado como una posible adaptación por edad. De hecho, en los grupos de mayor edad no parecía haber una relación entre la duración del sueño y la mortalidad.
Finalmente, también se descubrió que aquellos individuos que aseguraban dormir más de nueve horas al día también aumentaban su riesgo de muerte, aunque no se sabe por qué.
Aunque los datos son llamativos, el número de individuos bastante grande, y las diferencias entre las tasas de mortalidad significativas, este trabajo tiene diversos sesgos que se deben tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados. Aún así, es importante tenerlo en cuenta para futuras investigaciones al respecto.