"Empezó justo en el momento del orgasmo y me pasó de la cabeza a la espalda, como un latigazo; fue tan coincidente con el clímax que en un principio mi pareja pensó que me lo estaba pasando muy bien; lo dejó de pensar cuando me caí al suelo", recuerda Fernando, un hombre de 38 años que hace ocho experimentó por primera vez una de las peores formas de acabar el acto sexual, un dolor sordo en la cabeza que hizo que él y su pareja se asustaran tanto que la visita a Urgencias les pareciera la única opción viable, y esto sólo después de que le ayudaran a vestirse, ya que él era incapaz.
"Una vez allí me dijeron que era cefalea postcoital, y que era mucho más común de lo que parece", explica el joven, a quien le sorprendió porque nunca había oído hablar de ello. "Me pusieron una vía con un fármaco para el dolor y cuando me pasó me mandaron para casa, diciéndome que me podía volver a pasar; fue una experiencia surrealista", añade.
El neurólogo del Hospital Universitario Quironsalud Madrid David Ezpeleta aclara a EL ESPAÑOL que la denominación con la que describieron a Fernando lo que había sucedido es incorrecta, pero no así lo que le sucedió. El joven tuvo la mala suerte de pertenecer al 1% de las personas que al menos una vez en la vida padecen cefalea asociada a la actividad sexual. Algo infrecuente, sí, pero no insolito. Algo que describió por primera vez Hipócrates como asociado a "la falta de moderación en la práctica del acto sexual".
Secundaria grave hasta que no se demuestra lo contrario
El especialista señala que lo que vivió Fernando hace más de un lustro no es lo que recomiendan hoy las guías de práctica clínica que, de hecho, abogan por tratar cualquier episodio de este tipo como una cefalea secundaria a una causa grave "hasta que no se demuestra lo contrario".
Esto quiere decir que, a priori, un dolor de cabeza que se manifiesta durante el sexo -puede ser el coito o la masturbación-, puede esconder algo mucho más grave, principalmente "una lesión ocupante de espacio [un tumor], una vena trombosada, un arteria cervical que se haya disecado o un síndrome de vasoconstricción cerebral reversible".
Por esta razón, en un primer episodio -o incluso en los primeros- es muy importante "entrevistar al paciente y entrevistarlo bien". Esto incluye preguntarle por el consumo de drogas -algo sobre lo que sí cuestionaron a Fernando-, pero también detalles más íntimos, como si es es activo o pasivo en el sexo -está más asociada a la primera actitud-; por supuesto, el examen debe incluir una revisión clínica, en la que se especifique, entre otros datos, si el paciente tiene sobrepeso, hipertensión, si padece migrañas o historial familiar de éstas -factores todos estos relacionados con la forma primaria y por lo tanto menos grave de esta enfermedad-.
Pero quizás lo más importante -aunque quizás no lo era hace ocho años- es, según el neurólogo, realizar ciertas pruebas diagnósticas, en concreto, dos: una resonancia magnética craneal y una angioresonancia, que descartarán los trastornos graves antes mencionados. "Hay que hacerlas rápido y, entre tanto, recomendar la abstinencia sexual", comenta Ezpeleta.
Características y manejo
Una vez que se descarta que hay algo detrás, el neurólogo ya sabrá que se enfrenta a una cefalea primaria asociada a la actividad sexual, una entidad que tiene ciertas características propias. "Se suele iniciar en los minutos previos al orgasmo o durante el mismo, es una molestia sorda, suele afectar al cuello y puede ser bilateral aunque asimétrica [no duelen igual los dos lados de la cabeza]-. Es hiperaguda y explosiva y esto es lo que más asusta", explica el experto.
A efectos prácticos esto significa que en minutos alcanza su máxima intensidad, y precisamente por eso recuerda a una hemorragia subaracnoidea. "Te postra en la cama en diez minutos y así se puede estar entre minutos y tres horas, para pasar a resolverse por sí sola entre cuatro y 12 horas más tarde", añade.
La buena noticia es que esta cefalea "es muy agradecida" a los tratamientos. "Lo primero que se dice a los que la sufren es que cambien de hábitos de vida, sobre todo si está acompañada de hipertensión arterial y que dejen de fumar. Después se recetan los tratamientos farmacológicos, analgésicos o antiinflamatorios", comenta el médico.
Si la cefalea se repite -algo que es relativamente frecuente y sobre lo que sí advirtieron a Fernando, a quien no le ha vuelto a pesar [aunque vive "con el miedo constante" a que se repita]-, se puede plantear un tratamiento preventivo, que se tomará media hora antes de iniciar la actividad sexual. El fármaco de elección es la indometacina, pero también se pueden tomar triptanes.
En los pacientes que además de este tipo de cefalea tienen migraña, se puede plantear un tratamiento preventivo ya diario, con independencia de la intención de practicar o no sexo. "Se gestiona bien una vez está claro de lo que se trate", concluye el neurólogo.