Los tratamientos médicos contra la migraña, sobre todo a nivel preventivo, son complejos y no siempre eficaces a día de hoy. Sin embargo, existen alternativas no farmacológicas que sí podrían otorgar ciertos beneficios a los pacientes, pero que son infravalorados y por lo tanto poco utilizados. En este caso, los tratamientos conductuales o la psicoterapia sí han dado pruebas de haber aliviado las migrañas y mejorado la capacidad para prevenirlas en determinados pacientes.
Se trata de metodologías tales como la terapia cognitivo-conductual o las terapias de relajación. Sin embargo, y a pesar de ser recomendadas por especialistas médicos en neurología, apenas la mitad de los individuos con migraña remitidos por estos especialistas acuden a una primera consulta de este tipo, según se desprende de los resultados presentados en un estudio de la revista Pain Medicine.
Según este trabajo, dirigido por la Dra. Mia Miren, neuróloga y directora de investigación sobre cefaleas en el NYU Langone Health de Nueva York, la falta de tiempo es la principal razón esgrimida por los pacientes con migraña para no acudir a sus citas para terapia del comportamiento. Se suele aducir la dificultad para faltar al trabajo o las obligaciones familiares. Por otro lado, también estaba la preocupación sobre el precio de las terapias, o el escepticismo sobre si tendrían efectividad alguna.
Sin embargo, y a pesar de la desconfianza que puedan generar estas terapias no farmacológicas, la Dra. Miren asegura al portal Live Science que existe una gran evidencia científica alrededor, tanto de la terapia cognitivo conductual como del biofeedback y las técnicas de relajación. Según la neuróloga, los estudios han demostrado que las terapias conductuales sin medicación asociada pueden lograr una reducción de hasta el 50% del número de días de migraña al año.
Destaca, por ejemplo, datos de la Clínica Mayo que afirman que la terapia cognitivo-conductual ayuda a los individuos con migraña a gestionar cómo los pensamientos y conductas pueden afectar a la percepción del dolor. Así mismo, las técnicas de relajación pueden ayudar a aliviar el estrés, uno de los principales desencadenantes de las migrañas. Entre dichas técnicas se incluyen ejercicios de respiración profunda, meditación y relajación muscular progresiva.
Finalmente, el biofeedback es una técnica en la que un individuo se conecta a un aparo de monitorización de constantes, tales como la temperatura corporal o la frecuencia cardíaca. Conocer los datos de estas constantes vitales puede ayudar a los pacientes a realizar pequeños cambios para relajarse.
Cuanta menos medicación, mejor
Según la Dra. Minen, es un objetivo primordial disminuir el uso de tratamientos médicos analgésicos en los pacientes con migraña, sobre todo en Estados Unidos, dada la epidemia actual de sobredosis de opiáceos. De hecho, en un estudio anterior realizado por la neuróloga y sus colegas, se detectó que hasta uno de cada cinco pacientes con migraña recurre a esos fármacos potencialmente adictivos para controlar el dolor de cabeza.
Por otra parte, también destaca el gran uso de fármacos preventivos contra la migraña por parte de los pacientes, los cuales no suelen conocer los efectos secundarios del consumo de estos medicamentos a largo plazo, dado que muchos de ellos son relativamente nuevos. Por el contrario, la terapias conductuales no han demostrado tener efectos secundarios negativos y son seguras incluso durante el embarazo.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores realizaron una encuesta sobre 230 individuos con migraña. Tras acudir a su especialista de referencia, al 30% se les recomendó el uso de tratamiento conductual, pero poco más de la mitad de los pacientes remitidos -un 57% en total- acudieron a una primera cita. Aquellos que ya habían recurrido a este tipo de terapias eran más proclives a repetir, dado que conocían su funcionamiento y sentían un menor escepticismo al respecto.
Cabe destacar una limitación del estudio, y es que tan solo analizó si los pacientes con migraña concertaron una cita para la terapia conductual, pero no clarifica si los pacientes llegaron a presentarse a todas las citas o si continuaron el tratamiento a largo plazo. Además, tan solo se centraron en pacientes de un centro concreto de Nueva York, por lo que ser requieren estudios más amplios al respecto.