El mundo de la alimentación está lleno de mitos y falsas creencias. La industria alimentaria ha puesto mucho empeño en que creamos, por ejemplo, que el desayuno es la comida más importante del día (y no, no lo es), o que una copita de vino al día es buena para la salud (y tampoco). Sin embargo, no sólo de los lobbies del alcohol o el azúcar viven los mitos. Existen toda una serie de falsas creencias que aún hoy siguen arraigadas en el imaginario colectivo gracias al boca-oreja, al "pues a mí me funciona", al "mi abuela de 97 años lo ha hecho toda la vida y ahí la tienes", o incluso al "se lo he escuchado al médico de la tele". Argumentos irrebatibles todos ellos.
Es el caso del vasito de agua con limón en ayunas -un mito que ya desmontamos- o, en su versión sin cítricos, del remedio milagroso del vaso caliente de agua en ayunas. Si hacen una búsqueda en Google darán con decenas de páginas, incluidas las de algunos medios, en las que se afirma que tomar un vaso de agua caliente en ayunas tiene innumerables beneficios para la salud: que ayuda a adelgazar, que "desintoxica" el organismo, que fortalece el sistema inmunitario, o que es beneficioso para aliviar el estreñimiento. ¿Qué hay de cierto en todo esto? Poco, o más bien, nada.
Pero empecemos por el principio. ¿Tiene algún tipo de beneficio beber un vaso de agua caliente en ayunas? ¿Sirve para prevenir o curar algo? "Ni caliente ni frío. El agua en ayunas cumple la misma función que después de haber comido: hidratar nuestro cuerpo. Buscar sumarle nuevas propiedades es engañarse", afirma de forma tajante Daniel Ursúa, dietista-nutricionista y autor del blog Nutrihabits.
Tal y como apunta Ursúa, esta falsa creencia se basa en la idea de que es posible buscar soluciones sencillas y accesibles a problemas complejos. De la misma forma ocurre con otros mitos. "En muchos casos suele ser la puerta de entrada para otro tipo de productos no tan accesibles y baratos", afirma en referencia a los batidos détox y otras fórmulas supuestamente milagrosas que prometen "resetear el cuerpo" o "devolverle el equilibrio y el bienestar a nuestro organismo". La realidad es que suponen un riesgo para la salud y no existe ninguna evidencia científica que constate que cumplen lo que prometen.
Lo mismo ocurre con el vaso de agua caliente en ayunas. Si acudimos a realizar una búsqueda a Pubmed, la mayor base de datos de estudios científicos del mundo, los resultados brillan por su ausencia. Es decir, no existen evidencias científicas que respalden que este remedio casero pueda ser efectivo nada más que para hidratarse, que es para lo que sirve fundamentalmente el agua, como todos sabemos.
"Ya, pero que no haya estudios que prueben que algo funciona no quiere decir nada. Puede ser que funcione y que no se haya demostrado", te pueden decir los defensores de este brebaje. Ursúa responde: "Es importante que la gente entienda que el hecho de que nadie haya demostrado que no existen dragones en la Luna no quiere decir que estos existan". Tal y como funcionan las cosas en el mundo de la ciencia, es la persona que lanza un argumento como éste la que "tiene que demostrarlo con evidencia sólida para que sea aceptado por la comunidad científica".
¿Y lo de adelgazar?
¿Entonces tomar un vaso de agua caliente en ayunas no ayuda a adelgazar? No. Para perder peso debemos atender a nuestro patrón global de alimentación y no a supuestos remedios milagrosos. "La eficacia de esta medida va a depender de lo que comamos y bebamos después de ese primer vaso y de qué entendamos por ayunos", explica el dietista-nutricionista. "Si yo me acuesto a las 12 y me levanto a las nueve, llevaré todo ese tiempo de ayuno. Puedo tomar mi vasito de agua caliente y después un buen croissant con jamón y queso, por lo que va a resultar poco eficaz".
Ya, ¿y tampoco sirve para "desintoxicar" nuestro cuerpo? No. El agua es un elemento imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro organismo. De hecho, la vida existe gracias al líquido elemento. Sin embargo, el agua no depura. "El agua, junto con el resto de la alimentación y hábitos de vida, ayuda a que el organismo funcione correctamente", explica Ursúa. Algo tan fácil y, a la misma vez, tan complejo, cuya explicación científica está lejos de ser un milagro ni nada que se le parezca.
Beber un vaso de agua caliente en ayunas tampoco tiene ninguna incidencia sobre nuestro sistema inmune. En realidad, el impacto de nuestra alimentación sobre nuestras defensas es "más bien escaso", incluso atiborrándote de yogures con L. Casei. "Debemos entender la alimentación y los hábitos de vida como algo global. Una correcta alimentación junto con una correcta hidratación y unos buenos hábitos de vida en general harán que nuestro organismo funcione correctamente y, salvo en caso de patologías, también lo hará nuestro sistema inmune", confirma Ursúa.
Entonces, ¿para qué sirve este remedio que en algunos sitios recomiendan tomar a 37 grados de temperatura? "Beber líquidos muy calientes así como tomar comida muy caliente puede hacer que, oh sorpresa, nos quememos. Boca y esófago pueden dañarse al tomar líquidos excesivamente caliente", confirma el dietista-nutricionista, que tira de lógica para terminar de desmontar este mito. "Si algo tan accesible y barato como beber un vaso de agua caliente en ayunas fuera efectivo, los hospitales de todo el mundo lo tendrían instaurado en su protocolo de dieta", finaliza.