El drama del cáncer en la China comunista: desaparecer antes de endeudar a la familia
- En una carta, Tang Chunwu explica que quiere evitar a su familia las costosas deudas del tratamiento. El joven continúa en paradero desconocido
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La factura de un billete de tren, una llamada de teléfono inaudible y una carta de despedida. Son las tres pistas a las que se aferran los padres de Tang Chunwu para continuar con su búsqueda en las pintorescas montañas de Zhangjiajie, en el centro de China.
Han pasado tres meses desde que su único hijo abandonase la ciudad de Hengyang sin dejar rastro. ¿Los motivos? Un diagnóstico de cáncer, cuyo tratamiento resulta inasumible para el salario medio de las zonas rurales chinas.
El 15 de febrero de este año, Tang le confesó a su padre que tenía cáncer de estómago. El agricultor se mostró dispuesto a ahorrar dinero para afrontar los costes del tratamiento. Sin embargo, el joven describe en su carta de despedida la "vergüenza" de endeudar a su familia en caso de fallecer:
"Dejar a mis padres sobrecogidos por la pérdida de su hijo, pero además con problemas económicos en sus últimos años de vida, sería un pecado imperdonable", redactó en sus últimas líneas. La carta fue escrita el 21 de febrero. Tang desapareció al día siguiente.
Sus padres, Tang Chunwu y Liao Mandong, descubrieron que el farmacéutico había comprado un tren de ida con destino a Zhangjiajie, a unos 500 kilómetros al noroeste de su residencia habitual. Situado a una distancia relativamente corta para los estándares geográficos chinos, se trata de un destino turístico muy popular del centro del país asiático. Su espectacular orografía, donde presumiblemente desapareció el joven, inspiró a James Cameron para crear las montañas Hallelujah de Pandora, planeta de la película Avatar.
Tang era un ejemplo de ciudadano modélico bajo los estándares sociales de la República Popular China. Sus padres lo describen como una persona introvertida y buen estudiante: ingresó en la Escuela Secundaria Yali, una institución educativa muy prestigiosa en el país. Tras su graduación aceptó un trabajo como farmacéutico en un hospital de la ciudad de Hengyang. Su sueldo, unos 260 euros mensuales, incluía un seguro médico en su centro de salud.
Pese a trabajar para el masivo sistema de Seguridad Social chino, Tang estaba convencido de no poder sobrevivir al tratamiento. Los datos le dan la razón: en las zonas rurales de China, solo un 20% de los pacientes sobrevive tras el diagnóstico. Esta cifra se duplica en las grandes ciudades. Pese a que el salario anual chino ha crecido rápidamente en los últimos años, los mayores aumentos los experimentan los habitantes de metrópolis como Shanghái. En la China rural, los salarios siguen siendo muy bajos: el padre de Tang, el señor Chunwu, ingresa alrededor de 130 euros al año por trabajar en una plantación de arroz.
La desaparición de Tang dio un giro el pasado mes de mayo. Su móvil no había estado operativo desde su marcha, pero un tío suyo consiguió que alguien contestase tras llamar repetidamente. Este familiar escuchó varios ruidos de fondo, pero la conexión se interrumpió poco después.
La familia Tang ha viajado seis veces a Zhangjiajie, aferrándose a la esperanza de que tras esa llamada se encontrase su hijo enfermo. A base de pegar carteles, hablar con foráneos y contactar con numerosos periodistas, Tang Chunwu ha conseguido atraer una cobertura mediática poco habitual en China. Los propios reporteros se sorprenden de que el farmacéutico no haya aparecido aún, pese a la movilización en la región.
Claudia Süssmuth-Dyckerhoff y Jin Wang, miembros del lobby empresarial alemán McKinsey & Company, describen en este artículo las reformas sanitarias llevadas a cabo por el aparato comandado por Xi Jinping. China ha pasado de invertir 52 mil millones de euros en 2008 a 125 mil en la actualidad en un sistema que permite cubrir a toda China a costes asequibles. Sin embargo, la reforma permite la inversión privada y una mejora de las condiciones para aquellos pacientes con mayores ingresos. En un país donde el 40% de sus habitantes reside en zonas rurales, el sistema beneficia además a las ciudades, donde las condiciones hospitalarias ya eran mucho mejores.