España sufre una epidemia de obesidad y sobrepeso que alcanza cotas alarmantes. Nuestro país es el segundo de la Unión Europea (tras el Reino Unido) con un mayor número de obesos y, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 70% de la población de nuestro país tendrá sobrepeso en 2030. Los factores que nos han llevado a una situación como ésta son múltiples y variados, pero pueden resumirse en uno: los españoles comemos mal.
Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, advertía hace unas semanas en una entrevista en EL ESPAÑOL que la "cultura basura [que hemos importado de Estados Unidos] y los intereses comerciales de grandes multinacionales" son los principales culpables de este drama que se ciñe sobre nuestra salud y, por ende, sobre el sistema nacional de salud pública. El epidemiólogo señalaba además algunos alimentos que conviene evitar a toda costa. "Evita el kebab, evita las hamburgueserías, evita las bebidas azucaradas. Hay que evitar el riesgo", decía el investigador.
En realidad, Martínez-González, que acaba de publicar Salud a ciencia cierta. Consejos para una vida sana (Planeta) dedica un capítulo de su libro a desmontar el mito que apunta que "hay que comer de todo" y expone en una lista los alimentos que más favorecen la obesidad y deberían estar prohibidos en nuestra dieta. Según el científico, las patatas fritas, los refrescos azucarados, el zumo con azúcar añadido, la comida rápida (hamburguesas, perritos calientes, pizzas…) y las carnes procesadas son los alimentos que más contribuyen a nuestro aumento de peso. Después le seguirían la carne roja, las patatas (cocidas, asadas o en puré), el pan blanco, la bollería industrial y las galletas, los dulces y la nata, mantequilla y helados.
Patatas fritas
Las patatas fritas, ya sean las típicas de bolsa, en su versión patatas paja, las que nos ponen como complemento en un plato combinado, en un McMenú, o las que cocinamos en nuestra casa en una sartén con aceite hirviendo y sal, se encuentran en la cúspide de la pirámide señalada por el investigador. En román paladino: son una auténtica bomba calórica y, además, un producto altamente insano.
Lo advirtió en 2011 una investigación realizada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard sobre una cohorte de más de 120.000 sujetos. El trabajo señaló que las patatas fritas es el alimento que más engorda. De hecho, tal y como señala Martínez-González, este trabajo muestra que "la ingesta de patatas fritas está más relacionada con la ganancia de peso que comer bollería, galletas y pasteles". "Quizá se deba a que los que comen muchas patatas fritas son, en general, grandes comedores de todo", apunta el profesor de la Universidad de Navarra.
Refrescos azucarados
Los refrescos azucarados se encuentran en la segunda posición de la lista elaborada por el prestigioso departamento de Nutrición de Harvard. Se trata de un alimento que, hablemos claro, no es bueno para nuestra salud. Tal y como han expuesto en multitud de ocasiones desde Sinazucar.org, una lata típica de 330 mililitros de Pepsi, por ejemplo, contiene 34,98 gramos de azúcar, lo que equivale a 8,7 terrones de azúcar. Esta cantidad, que aporta un solo bote, supera por sí sola la recomendación de no ingerir más de un 5% de azúcares libres al día (unos 25 gramos).
La OMS ha advertido de que las bebidas azucaradas "tienen poco valor nutricional y pueden no proporcionar la misma sensación de plenitud que ofrece un alimento sólido. Como resultado, puede aumentar el consumo total de energía, lo que a su vez puede llevar a un aumento malsano de peso". Por esta razón, la organización internacional recomienda incrementar el precio de estas bebidas al menos un 20% con el objetivo de "redundar en una reducción proporcional del consumo de estos productos", una medida que en nuestro país sólo se aplica en Cataluña.
Una investigación publicada en 2015 en la revista Circulation, de la Asociación Americana del Corazón, concluyó que las bebidas azucaradas podrían estar detrás de las muerte de 184.000 persona al año por enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer.
Zumos de fruta con azúcar añadido
Tienen fama de saludables, pero nada más lejos de la realidad. Los zumos aportan una gran cantidad de azúcar libre que no nos beneficia y están también relacionados con la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a más de 2.000 millones de personas en todo el mundo. Si encima llevan azúcar añadido, resultan mucho más perjudiciales.
Tomarse un zumo no es lo mismo que tomarse una fruta y, lo que es peor, estas bebidas no representan una alternativa saludable a la fruta. Lo explicó el dietista-nutricionista Julio Basulto en este artículo publicado en El País y lo aborda también J.M. Mulet, investigador, profesor de Biotecnología de la Universidad de Valencia y divulgador, en su último libro ¿Qué es comer sano? (Planeta de Libros). "El problema con los zumos es que en la exprimidora se queda gran parte de la fibra, sobre todo la pectina o fibra soluble, que tiene efecto saciante y algunas otras propiedades. Al quitar esto, aumentamos el contenido calórico", explica el científico.
Además, tal y como apunta el biotecnólogo, conviene fijarse muy bien en las etiquetas de los envases para saber qué estamos tomando. "Por ley, un zumo no puede llevar azúcar añadido, aunque sí que hay zumos hechos a partir de fruta exprimida y zumos hechos a partir de concentrado. Si le añadimos azúcar o edulcorantes artificiales, lo que tenemos por ley no puede llamarse zumo, sino nécta".
Comida rápida (hamburguesas, perritos calientes, kebabs…)
No descubrimos nada si decimos que la comida rápida (kebabs, hamburguesas, perritos calientes y demás parafernalia hipercalórica y nada saludable) ha contribuido de forma fehaciente a que las actuales tasas de obesidad en nuestro país sean los que son. Lo advertía el propio Martínez-González en la entrevista. "Hemos acabado imitando las costumbres de los norteamericanos por papanatismo y nos hemos llenado de McDonald’s, Burger King, kebabs y bebidas azucaradas", decía el epidemiólogo.
Si lo pensamos un momento, el tradicional menú que se sirve en los restaurantes de comida rápida supone un exceso no sólo de calorías, sino que se trata de un producto que, en palabras de Martínez-González, "está compuesto por los peores alimentos, los más vinculados al sobrepeso y a la obesidad". En el caso de los menús compuestos por hamburguesas elaboradas con carne procesada, bebidas azucaradas y patatas fritas (más ketchup, mayonesa y mostaza, productos ultraprocesados todos ellos), llegamos a meternos entre pecho y espalda alrededor de 1.300 kilocalorías de una tacada (el 60% de la ingesta media diaria).
Carne procesadas, patés, beicon
El 28 de octubre de 2015, la OMS publicó un informe en el que concluía, después de años de investigaciones, que la carne procesada era carcinógena para los humanos. Por carne procesada entendemos el fuet, el lomo, las salchichas, las hamburguesas, el beicon, o las conservas de carne como el paté, por ejemplo. Este tipo de alimentos no sólo están relacionados con una mayor posibilidad de desarrollar hasta siete tipos de cáncer distintos, sino que, además, también están relacionados con la obesidad y el sobrepeso.
Un estudio publicado hace un par de años en la revista BMC Nutrition y realizado con sujetos de 170 países distintos concluyó que el azúcar era el principal factor que explicaba el aumento de peso. Sin embargo, las conclusiones de este trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) también apuntan que "la alta disponibilidad de carne se correlaciona con una mayor prevalencia de obesidad". La investigación realizada por los miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en 2011 y publicada en la revista The New England Journal of Medicine también alertaba sobre la relación directa de la carne procesada con el sobrepeso.