Aunque sobre hábitos y gustos no hay nada escrito, el sentido común dicta que el límite debe ponerse cuando suponen un riesgo para la salud, propia y ajena. Dicho esto, entre la multiplicidad de parafilias -o gratificaciones placenteras alternativas- que existen está de gozar con el olor de la ropa interior usada. Una práctica que igual no todos entienden pero que, teóricamente, no entraña riesgos.
El caso de Peng, un hombre chino de 37 años, es sin embargo una excepción, según cuenta el medio especializado Science Alert. La extraña costumbre que había adoptado era la de olisquear sus propios calcetines desgastados y sucios cada día al finalizar su jornada laboral. Un día empezó a sufrir graves dolores en el pecho, sensación de opresión al respirar y tos.
Peng acudió entonces a su hospital de referencia de Zhangzhou, en la provincia china de Fujian. Inicialmente se sospechó una neumonía, pero los síntomas continuaron sin mejoría alguna pese al tratamiento por lo que se continuó con las pruebas y exámenes médicos buscando algún diagnóstico alternativo.
Finalmente, se llegó a la conclusión de que se trataba de una infección micótica grave en los pulmones: hongos en sus vías respiratorias. Se trata de un tipo de infección que si bien no es imposible en un paciente sano, es más típico encontrarla en individuos con enfermedades "debilitantes" previas como los pacientes con SIDA o con patologías crónicas como la diabetes mellitus.
Cuando los médicos volvieron a preguntar a Peng, este terminó por confesar su extraño ritual de oler sus calcetines a diario, por lo que sospecharon que los hongos de sus pulmones podrían haber llegado allí gracias a las esporas incrustadas en las fibras húmedas de los calcetines sucios del paciente.
Según el mismo paciente, esta costumbre se había vuelto "adictiva". Y, aunque es difícil demostrar que la vía infecciosa realmente fuesen los calcetines sucios del paciente, esa fue la conclusión final del caso. Otra hipótesis es que la falta del sueño que sufría hubiese debilitado su sistema inmune, haciéndole más susceptible a este tipo de infecciones.
Tras el diagnóstico, Peng fue ingresado en el hospital y tratado de forma más específica, con buen pronóstico. Además, también se le aconsejó cesar su hábito de oler calcetines usados, solo por si acaso.
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