Hay comidas que, por su composición, entrarían dentro de lo que se denominan "alimentos saludables" independientemente del recuento calórico que posean. Entre dichas sustancias destaca, por ejemplo, el chocolate negro, conocido por su elevado contenido en grasas saludables y antioxidantes, pero también por su elevada densidad calórica que puede ser problemática si se consume en exceso.
Junto al chocolate, las bayas, frutas, verduras, el té verde e incluso el vino han destacado en varios estudios por su potencial antioxidante, por su elevado contenido en unas sustancias llamadas flavonoides.
Y ahora, de nuevo, un reciente trabajo presentado en la Reunión Anual de las Sesiones Científicas de la American Heart Association han confirmado el potencial de dichas sustancias: consumirlos a diario en pequeñas cantidades puede proteger contra las enfermedades cardíacas.
Bayas y té verde para prevenir un infarto
Según se hace eco el medio norteamericano LiveScience, esta asociación no es algo novedoso, aunque tampoco se ha encontrado una clara causa-efecto). Este nuevo trabajo, sin embargo, destaca por ser uno de los estudios al respecto más grandes hasta la fecha.
Eso le otorga una mayor evidencia y de mayor calidad respecto a otros anteriores, según relata Nicola Bondonno, la autora principal del trabajo e investigadora postdoctoral en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Australia Occidental.
Para dicha investigación, Bondonno y sus colegas analizaron datos de 53.000 personas que habían participado en el Estudio Danés sobre Dieta, Cáncer y Salud, un estudio que se inició en la década de 1990. Los participantes rellenaron una encuesta para comenzar con información sobre los alimentos que consumían y con qué frecuencia, y posteriormente los investigadores monitorizaron su salud durante más de 20 años.
Pasados 23 años, 12.000 participantes habían desarrollado algún tipo de dolencia cardíaca. Sin embargo, entre todos ellos, aquellos que consumían unos 500 mg o más de flavonoides cada día parecían tener un riesgo significativamente menor de desarrollar un infarto cardíaco, un ictus, aneurismas, o lesiones arteriales periféricas.
Según Bondonno, se trata de una cantidad de flavonoides fácil de consumir. Una sola taza de té, un puñado de arándanos o una porción de brócoli serían suficientes para llegar a los 500 mg de estas sustancias. De hecho, una vez se supera dicha cantidad, los beneficios no son superiores si no estamos en un grupo de riesgo.
¿Por qué protegen nuestra salud cardiovascular?
Según Bondonno, los flavonoides deberían su potencial protector a sus propiedades antiinflamatorias. De hecho, se sabe que la inflamación sistémica es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes. La Dieta Occidental se ha relacionado con un potencial pro-inflamatorio, algo que podría contrarrestarse mejorando dicha dieta.
Según los investigadores, la relación entre el consumo de flavonoides y la reducción de riesgo cardiovascular variaba entre grupos. En fumadores, por ejemplo, se necesitaría una cantidad superior a los 500 mg diarios para lograrlo.
Las personas que consumían alcohol de forma habitual también precisaban cantidades mayores de estas sustancias. Y finalmente, los hombres demostraron necesitar más que las mujeres. Pero, a su vez, estos tres grupos serían los más beneficiados del consumo de flavonoides respecto a la población general.
Para sus análisis, Bondonno y su equipo tuvieron en cuenta múltiples factores de confusión, tales como la dieta general de cada individuo, incluyendo consumo de frutas, verduras, fibra y pescado, o bien el consumo de procesados.
Incluso ajustando los parámetros respecto a las dietas consumidas, la asociación entre los flavonoides y la reducción del riesgo cardiovascular persistía. Aunque, eso sí, se debilitaba cuando se encontraba en individuos con un estilo de vida saludable en general.
En otras palabras, sí ayudarían a reducir el riesgo, pero no tendrían un papel tan importante si se encuentran dentro de una dieta y un estilo de vida saludable generalizado.