La mayoría de la gente cree saber cuando le sobra peso, pero no es tan sencillo. Mucho más allá de que a uno le sienten bien o mal los pantalones o que le cueste más o menos echar la tarde en el gimnasio, los parámetros que manejamos en la actualidad para saber si la cifra que marca la báscula es contraria o no a nuestra salud han sido discutidos por la ciencia.
Hasta la fecha, el más utilizado es el índice de masa corporal (IMC), una fórmula que creó el investigador Adolphe Quetelet y que se calcula al dividir el peso entre la altura al cuadrado expresada en metros, lo que arroja un resultado que suele estar entre 18,5 y 30.
Los valores por debajo de 18,5 denotan delgadez extrema, de 18,5 a 24,9 peso saludable, entre 25 y 29,9, sobrepeso y más de 30, obesidad; según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
A efectos prácticos, esto significa que personas con pesos muy diferentes, y que se alejen mucho del canon de delgadez que impera en la sociedad y en la estética, pueden tener ambas un peso saludable. Así, por ejemplo, si alguien mide 1,65 metros y pesa 55 kilos, se considerará que tiene un peso normal en lo que a salud se refiere, pero también ocurrirá eso si pesa diez kilos más, 65.
Más allá de las críticas al IMC que han llevado a algunos investigadores a intentar establecer nuevas fórmulas para interpretar el impacto del peso en la salud, este parámetro tiene un importante problema práctico: no es fácil de calcular -o al menos de forma inmediata o sin calculadora-, como tampoco lo son ninguna de sus alternativas.
Otro gran problema del IMC, según los expertos, es que no tiene en cuenta la grasa abdominal. Puesto que se calcula con una fórmula entre peso y altura da igual, por ejemplo, si ese peso está centrado en los huesos, en las extremidades o en la zona más peligrosa según diversos estudios, el abdomen.
La solución a todos los problemas
Por esta razón, es una buena noticia que se esté imponiendo el uso de la fórmula expuesta en un estudio publicado recientemente en la revista PLoS One, que establece una nueva manera de saber si nuestro peso es adecuado para nuestro estado de salud sin la necesidad siquiera de utilizar una báscula.
Basta gastarse menos de un euro -lo que cuesta una cinta métrica blanda- y realizar una simple división para conocer este dato. He aquí la fórmula establecida por los investigadores de la Leeds Beckett University.
Se trata de dividir el perímetro de la cintura en centímetros por la altura también en centímetros. Si la cifra es menor de 0,54 en mujeres y menor de 0,53 en hombres, estaremos salvados. Si es mayor, sufriremos de obesidad abdominal, la realmente perjudicial para la salud.
Además, la fórmula permite definir si se tiene un tipo manzana o pera, siendo el primero peor para la salud que el último. Así si la puntuación obtenida oscila entre 0,40 y 0,50, se considera que se tiene una figura pera y que se está en buen estado de salud.
Según explican los investigadores, hay un mensaje de salud pública que se puede inferir de este estudio y que sería fácilmente transmisible por parte de las autoridades de salud pública. "Mantén el perímetro de tu cintura por debajo de la mitad de tu altura", sería el lema. Ahora sólo falta ponerlo en práctica.
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