Andrés Iniesta, Iván Ferreiro, Kiko Rivera y Angy Fernández son cuatro nombres que no estamos acostumbrados a ver juntos, pero que tienen algo en común: todos ellos han pasado por un profesional de la salud mental. Ir al psicólogo ya no es cosa de locos -como algunos consideraban hace años-, pero acudir a uno puede ser difícil si se opta por la vía de la seguridad social.
Prueba de ello es que la oficina del Defensor del Pueblo inició una investigación para determinar si la oferta de atención psicológica clínica existente en la sanidad pública se adecua a las verdaderas necesidades de la población, ante las repetidas quejas de pacientes por el tiempo que se tarda en tener un cita.
Las listas de espera varían según cada comunidad autónoma (la gestión de los recursos de los sistemas de salud la tienen los gobiernos regionales), pero es común a todas la necesidad de esperar semanas o meses para una primera consulta. Para dar una respuesta a por qué son tan largas las lista de espera y por qué se dedica menos tiempo del necesario al paciente, EL ESPAÑOL ha hablado con psicólogos clínicos de distinto puntos de España: Galicia (a la cola en el número de psicólogos en la seguridad social por habitante), Madrid (centros donde hay que esperar 200 días para una primera consulta), Navarra y Cataluña, que cuentan con ratios más altos psicólogo/habitante.
A pesar de que algunas zonas tengan más recursos que otras, estos profesionales coinciden en que hacen falta más psicólogos en la seguridad social y que el tiempo que tienen para atender cada caso no es suficiente.
¿Por qué hay tanta lista de espera?
Para acceder a un psicólogo de la seguridad social la llave es el médico de cabecera. Este es el profesional que deriva al especialista de salud mental apropiado (si fuera necesario). Una vez se ha pasado este filtro llega la espera para una primera cita. En general el paciente será asignado al psicólogo que tenga el primer hueco en su agenda, salvo programas específicos que tienen un profesional de referencia, como el de trastornos de la conducta alimentaria o de violencia de género.
Juan Antequera, psicólogo clínico del Centro de Salud Mental (CSM) Carabanchel, de Madrid y miembro de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (Anpir), explica la que, a su juicio, es la razón del tiempo de espera tan elevado que viven los españoles para este especialista: "Hay muy pocos psicólogos clínicos en el sistema nacional de salud. Estamos en torno a 5,71 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes en España, frente a los 10,7 de Francia, los 12,1 de Grecia o los 56,9 de Finlandia". "Además, en general hay pocos recursos dedicados a salud mental", destaca.
"Nuestras herramientas son los tiempos, no es como un médico que manda un tratamiento y se sigue en casa, el tratamiento psicológico tiene que ser in situ; si nos vemos cada mucho tiempo el tratamiento es menos eficaz", explica el especialista sobre los riesgos de espaciar tanto los consultas, consecuencia principalmente de la falta de profesionales.
Las patologías más comunes que tratan estos especialistas en salud mental son trastornos del ánimo (como por ejemplo una depresión), problemas de ansiedad o trastornos adaptativos.
El tiempo que se dedica a cada consulta está marcado por cada sistema sanitario regional. Para el especialista no es óptimo si se atiende a los criterios de las guías clínicas. Una tesis que defienden el resto de sus compañeros con los que hemos hablado.
Más de 200 días de lista de espera
En la Comunidad de Madrid hay centros de salud mental que acumulan más de 200 días de espera para una primera consulta, según los datos proporcionados por el PSOE de la Asamblea de Madrid. Listas de espera tan altas pueden significar "una cronificación de la sintomatología, que implica que después cueste mucho más salir adelante", explica Antequera. "Si accedemos tarde al recurso de la seguridad social vamos a estar mucho más tiempo en ella", alerta.
"Al final es un desperdicio de los recursos que hay", valora este especialista a la vez que hace referencia a un estudio de la OMS publicado en The Lancet que señala que cada dólar invertido en tratamiento correcto para un problema de salud mental supone cuatro de ahorro en recursos públicos (bajas o atención médica, entre otros).
"A mi me parece que estamos colapsados en Madrid, esto lleva a frustración por parte de la población general que a veces no puede acceder a este recurso. También hay frustración por parte de los profesionales que no somos capaces de dar el tratamiento que nos gustaría", explica este profesional. "La salud mental tiene muy buenos profesionales que intentan hacer malabares con los recursos que tenemos. Por ejemplo, tiramos de recursos personales como citar a más pacientes de los que deberíamos o llevarnos trabajo a casa", señala sobre las comunidades con más lista de espera.
Galicia es otro ejemplo de cómo la falta de recursos hace que se tarde mucho en llegar al psicólogo público, aunque realmente "hay falta de transparencia en las listas de espera", señala Rosa Cerqueiro, psicóloga clínica del Sergas.
La profesional denuncia que el sistema de salud mental público de su comunidad es "deficitario". En concreto la revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría la situaba como la comunidad con menos psicólogos clínicos.
"En 1997 se recomendaba que hubiese 175 psicólogos en Galicia, 20 años después siguen faltando la mitad de psicólogos públicos que se recomendaban antes, actualmente somos 95". Esta situación hace que haya "una carga en las agendas que impide que se puedan realizar intervenciones efectivas", explica.
Comunidades con menos lista de espera
Si viajamos a otros rincones de España las listas de espera no desaparecen, aunque si son más bajas. David Brugos, psicólogo clínico del Servicio Navarro de Salud explica que son "bastantes psicólogos clínicos para la población que tiene Navarra", lo que hace que tengan menos tiempo de espera que en otras comunidades. A pesar de ello señala que "cuando aumenta la oferta también lo hace la demanda. Probablemente en un sitio donde no tienes expectativas de que te atienda un psicólogo, directamente no vas".
En cuanto al sistema catalán de salud el psicólogo clínico Miguel Gárriz calcula que la lista de espera para un primera consulta ronda entre las cuatro y la seis semanas: "En gran medida tiene que ver con que aquí en 2007 se iniciaron unos programas de soporte a la atención primaria, que es donde más falla en la atención en los problemas leves o moderados".
Además hay "toda una serie de proveedores que van desde empresas públicas de personal laboral, que son empresas sin ánimo de lucro como diferentes órdenes religiosas, fundaciones o colectivos de médicos". Pero señala que "hacen falta más psicólogos en la sanidad catalana para dar mejores tratamientos".
Formación de los psicólogos
Para trabajar como psicólogo clínico en la seguridad social es necesario hacer la especialidad, a la que actualmente se accede a través del examen para ser Psicólogo Interno Residente (PIR), que se celebró el pasado 2 de febrero. Este año, solo una de cada 30 personas (aproximadamente) que se presentaron obtuvo una plaza para hacer la especialidad. Antequera destaca que "hay muy pocas plazas para acceder a esta formación de cuatro años, que te da el título de especialista, pero no te asegura quedarte trabajando en la seguridad social". Para el psicólogo, esta es la mejor formación que existe en nuestro país y da garantías de tener una formación completa.
El punto de vista de la psicología privada lo aporta Eparquio Delgado, psicólogo del Centro Rayuela -en Tenerife-, que afirma que muchas personas descartan presentarse al PIR porque el ratio de aprobados es "disparatado" y pueden existir dificultades económicas para afrontar la preparación del mismo. Algunos expertos defienden la necesidad de la psicología privada porque la demanda que hay no se puede cubrir en la sanidad pública, lo que hace que la inmensa mayoría de la gente que busca un psicólogo acaba optando por el privado. En el sector privado pueden trabajar tanto los psicólogos que hayan hecho la especialidad a través del PIR, como los que hayan hecho un máster sanitario.
Acudir a un profesional de la privada depende del bolsillo de cada uno. En este sector los precios los pone cada centro privado, ya que no hay regulación ni esquemas orientativos establecidos como tal, según explican desde el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. En una búsqueda simple por Google se puede observar que los precios de una sesión individual para adultos oscila entre los 40 y los 100 euros.
[Más información: ¿Voy al psicólogo o al psiquiatra? Diferencias entre uno y otro para no equivocarte de consulta]
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