La cueva del Salitre se encuentra enclavada en plena Sierra de Monte Negro, una reserva natural a poco más de 100 kilómetros al sur de la Ciudad de México. La cavidad, conformada por tres angostas cámaras, mantiene una temperatura estable de entre 20 y 25 grados centígrados en cualquier momento del año. No es especialmente grande (225 metros de recorrido), aunque su origen kárstico y la acumulación de agua permite la formación de estalactitas o estalagmitas. Sin embargo, el interés de los científicos por el Salitre no se debe a sus peculiaridades geológicas.
En su interior habitan hasta siete especies de murciélagos que incluyen a Desmodus rotundus. Se trata de la subespecie de hematófagos -consumidores de sangre- más común tanto en Norteamérica como en América Central y del Sur. Popularmente conocidos como vampiros, estos murciélagos muerden a aves y mamíferos y posteriormente lamen la herida inflingida. Cuentan además con una serie de químicos en su saliva -uno de ellos bautizado como draculina- que impiden la coagulación para que la sangre fluya.
Es precisamente esta secreción la que ha llamado la atención de un grupo de biólogos de la Universidad de Queensland (Australia). En un estudio publicado recientemente en Toxins, los investigadores aseguran que un componente en este líquido tiene propiedades vasodilatadoras. De confirmarse la hipótesis, el veneno de D. rotundus podría emplearse contra la hipertensión, infartos, problemas renales, quemaduras, etcétera.
"Podría ayudar a los médicos en el tratamiento de varios trastornos como la presión arterial, o a mejorar la circulación sanguínea tras un transplante de tejidos", afirma el líder de la investigación Bryan Fry. Su equipo identificó un péptido -una unión de varios aminoácidos, la base de las proteínas- al que denominaron vCGRP. "Este péptido es similar al que nuestros cuerpos emplean para destensar los vasos sanguíneos", explica Fry. "Los de los murciélagos son curiosamente selectivos en su actuación, con lo que se muestran más útiles que los de los humanos ya que no tienen tantos efectos secundarios", añade.
La cueva inaccesible
Actualmente Fry y sus colegas se encuentran con sus investigaciones en pausa. La cueva del Salitre, empleada por numerosos científicos como laboratorio de campo por su gran variedad biológica y su cercanía con la capital, está aparentemente rodeada por los cárteles de la droga. "Tendremos que buscar nuevos lugares donde continuar nuestro trabajo", se resigna el biólogo australiano.
El Universal, medio mexicano histórico, publicaba que un centenar de agentes patrullaba las escuelas de Cuernavilla por sopresa. Esta localidad situada a los pies de la Sierra de Monte Negro adoptaba la medida "para inhibir la comisión de delitos" relacionados con la drogadicción, de acuerdo con el periódico citado. El cártel mayoritario que opera en el estado de Morelos es el de los Guerreros Unidos, controlado parcialmente desde 2017 por las mujeres de ciertos narcotraficantes detenidos. Se trata de una escisión de la familia de los Beltrán Leyva, quienes han perdido influencia en la zona desde hace dos años.
Pese a la difícil coyuntura sociopolítica, Bryan Fry confía en volver pronto a la cueva del Salitre. "En cuanto regresemos estaremos en marcha para explorar nuevas varaciones de los péptidos y posibles medicamentos, para así ayudar a mejorar y salvar vidas", expresa.
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