Aunque muchos asocien la canción La revolución sexual a la versión que hicieron los integrantes de la nueva generación de OT, la melodía de La Casa Azul se postuló para representarnos en Eurovisión el año que finalmente lo hizo Rodolfo Chikilicuatre. Lo que seguro que no pensó ningún intérprete de esta letra es que una nueva revolución sexual estaba por venir, y que ésta pasaría por los teléfonos móviles. Y no estamos hablando de aplicaciones de ligoteo como Tinder. La industria de los juguetes sexuales está diseñando dispositivos que permitirán acostarse a dos personas aunque estén cada uno en una parte del mundo, igual que si estuviesen en la misma cama.
En España, David Cantón, ingeniero sevillano experto en programación, está desarrollando iPush: un sistema que pretende que dos personas puedan mantener una relación sexual a distancia gracias a sus smartphones y dos dispositivos diseñados para introducirse en los genitales. Estos cuentan con sensores digitales que recogen los datos de presión, temperatura y humedad del usuario, y los replican en el de su compañero de juego. Gracias a motores hidráulicos y mecánicos los artilugios reproducen los movimientos de los usuarios.
El dispositivo pensado para el hombre es un cilíndrico hueco con un acolchamiento de látex ergonómico. Y el otro, diseñado para la mujer (si nos referimos a una relación heterosexual) tiene forma de falo extensible y retraíble que emula la misma profundidad y movimientos que el dispositivo anterior. Ambos dispositivos tienen un tanque que dispensa lubricante. Asimismo, cuentan con un arnés para que se pueda ajustar al cuerpo.
Los juguetes sexuales se conectarán al móvil a través de Bluetooth. Y gracias a una app se transmitirán los movimientos que se realicen y los participantes podrán verse y oírse. Actualmente iPush solo es un proyecto que busca financiación a través de crowdfunding. Por el momento, el ingeniero sevillano ha declinado hablar con EL ESPAÑOL por motivos empresariales.
Pero el proyecto patrio no es el único que permite a una pareja mantener una relación sexual a distancia, aunque sí conectarse con un chat en directo. La compañía Lovense comercializa a Max y Nora por 190 euros: dos dispositivos que se conectan al móvil también por Bluetooth e igualmente se sincronizan entre ellos.
También existen decenas de juguetes sexuales que se manejan desde el smartphone. En el mercado se puede encontrar ropa interior que vibra, bolas chinas con movimiento controlado desde el móvil y anillos vibradores, entre otros. De hecho, las investigaciones que relacionan sexo y máquinas han llegado a crear al robot que hace felaciones perfectas, para lo que científicos visionaron 1.145 vídeos porno.
Beneficios e inconvenientes de los juguetes sexuales
La gran variedad de posibilidades que la tecnología está ofreciendo para alcanzar el clímax sexual puede tener beneficios e inconvenientes, según explica Héctor Galván, psicólogo clínico y sexólogo. Empezando por los inconvenientes, "podría potenciar, en algunas personas con inseguridad respecto a su capacidad como compañero sexual, que eviten las relaciones sexuales presenciales", desarrolla el especialista, que también el director del Instituto Madrid de Sexología. "El hecho que sea simultáneo humaniza más los juguetes puramente individuales, algo que podría provocar que se evite una relación presencial", alerta el experto.
"Otro inconveniente es que la tecnología cada vez difumina más la barrera entre las relaciones físicas presenciales y el autoerotismo", relata el sexólogo. "Mentalmente siempre ha habido una línea muy clara de separación entre la práctica individual y las relaciones personales. Esta frontera se puede estar difuminando de forma que a las personas les cueste distinguir una cosa de la otra", insiste.
Por otro lado, el especialista ve la esfera positiva en situaciones como el tratamiento de las disfunciones sexuales: "El hecho de que esta barrera con la masturbación se empiece a difuminar facilita que se practiquen ciertos ejercicios para mejorar el rendimiento sexual". "Incluso en relaciones de pareja a distancia supondría algo beneficioso, siempre que no suponga una evitación", añade. Asimismo, opina "aunque solo es una especulación", que podría provocar "que disminuyeran las agresiones sexuales".
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