Habitualmente, durante la carrera de medicina, las primeras prácticas donde se aprende dónde se sitúan los órganos, músculos y huesos se llevan a cabo con cadáveres donados por los familiares de los fallecidos, con el objetivo de ayudar a aprender a los futuros profesionales sanitarios de la medicina, la fisioterapia o la enfermería, entre otros.
Aunque la anatomía humana puede variar relativamente entre un cuerpo y otro, existen casos puntuales que destacan por su complejidad general, y cuyas variaciones pueden significar todo un hito digno de publicarse en la literatura médica.
Ese fue el caso de Rose Marie Bentley, una mujer que logró vivir hasta los 99 años, y cuyo cuerpo fue donado a la ciencia y examinado por un grupo de estudiantes del Oregon Health and Science University (OHSU) de Portland: su anatomía era realmente atípica, dado que todos sus órganos estaban al revés, excepto el corazón.
Situs inversus, o cómo sobrevivir con los órganos al revés
La atípica condición de la señora Bentley se denomina situs inversus con levocardia, o lo que es lo mismo, tener los órganos vitales al revés (hígado, estómago y otros órganos abdominales), situándose al lado contrario del que suelen estar anatómicamente, manteniendo el corazón en su posición típica. En caso contrario, cuando el corazón también "gira", se denominaría "dextrocardia".
La probabilidad de sufrir esta anomalía anatómica es realmente baja, dándose solo en uno de cada 22.000 nacimientos, y asociándose comúnmente con enfermedades cardíacas que podrían dar lugar a la muerte del individuo en cuestión. De hecho, Bentley podría ser la persona que más años ha sobrevivido con esta compleja alteración anatómica, dado que en la literatura médica solo constarían otros caso de un paciente que sobrevivieron hasta los 70 años. Así mismo, según el profesor Cam Walker, responsable de los alumnos que descubrieron la anomalía, se estima que solo 1 de cada 50 millones de personas que sufren esta afección llegan a la edad adulta sin complicaciones.
Además, hoy en día es complicado que no se descubra esta anomalía, dado que es realmente fácil acabar sometiéndose a cualquier prueba médica que acabaría descubriéndola de forma casual. Por ejemplo, una simple radiografía o una tomografía computerizada por cualquier motivo sería suficiente para haberlo descubierto.
Sin embargo, como informó la propia familia de Bentley, la mujer no sufrió jamás ninguna enfermedad crónica (exceptuando la artritis). Y tan solo se sometió a una única intervención quirúrgica por apendicitis, el cuál sí registró en sus notas médicas una ubicación inusual del mismo. Pero ni los hijos de la mujer ni ella misma parecían ser conscientes de su transposición de órganos internos.
Una gran donación a la ciencia
Tanto Walker como su colega Mark Hankin decidieron presentar un póster científico para explicar la inusual anatomía de la señora Bentley en la Reunión Anual de Biología Experimental de la Asociación Americana de Anatomistas de 2019, que se celebró en Orlando entre el 6 y el 9 de Abril.
Según Louise Allee, una de las cinco hijas de Bentley, ella vivió la mayor parte de su vida adulta en una localidad rural de Molalla, al noroeste de Oregón, con su esposo James Bentley. Ambos eran propietarios de la tienda de alimentos Bentley Feed, la cual aún vende suministros de granja y mascotas, ahora a cargo de su nieto, Brian Bentley y su esposa.
Hasta que se jubilaron en 1980, la señora Bentley y su esposo viajaron a los 50 estados de Estados Unidos y varios países más. Decidieron, en conjunto, donar sus cuerpos al OHSU tras leer un poema sobre la importancia de recordar a los seres queridos tras su muerte.
La señora Bentley finalmente falleció el 11 de octubre de 2017, aproximadamente 13 años después de que muriese su esposo, y ambos donaron su cuerpo a la ciencia para ayudar al estudio.