El pasado 11 de diciembre, la ministra de Sanidad María Luisa Carcedo anunciaba la financiación por parte del Sistema Nacional de Salud (SNS) de la primera terapia celular CAR-T industrial.
Menos de cinco meses después, Álvaro, un niño de seis años paciente del Hospital Sant Joan de Déu, ha sido el primer caso pediátrico que se ha curado de su leucemia linfoblástica aguda gracias a esta innovadora terapia, en lo que sin duda supone un hito para la sanidad pública de nuestro país.
Según ha adelantado El periodico y ha confirmado a este diario un portavoz del centro, es la primera vez que se le aplica a un niño este tratamiento en el contexto de la sanidad pública, desde que se acreditaron los centros que podían utilizar alguna de las dos variedades aprobadas, de los laboratorios Novartis -Kimriah- y Gilead -Yescarta-. En el caso de Álvaro, ha sido la de Novartis la terapia CAR-T 19 utilizada.
Las terapias CART (siglas en inglés de Chimeric Antigen Receptor-Modified T-Cells) son tratamientos que modifican genéticamente los linfocitos T del propio paciente para que expresen receptores que se unan a las células tumorales, proliferen y las destruyan.
El CAR-T 19 es una terapia que capacita el sistema inmunitario del propio paciente para que pueda reconocer, atacar y destruir las células cancerosas de manera dirigida. Consiste en realizar al paciente una extracción de sangre mediante aféresis -una técnica que permite separar los componentes de la sangre- para obtener linfocitos T, un tipo de células de su sistema inmunitario.
Los linfocitos T extraídos al paciente son modificados en el laboratorio mediante técnicas de ingeniería genética para que expresen en su superficie el receptor CAR-T que es capaz de reconocer el antígeno tumoral CD19 que expresan las leucemias y linfomas de estirpe B y de esta manera, destruir específicamente las células cancerígenas.
Desde su desarrollo, se han visto como una gran esperanza para el tratamiento de los casos más difíciles de leucemia y de otros tipos de cáncer hematológico, aunque también se han visto en el centro de la polémica por sus elevados precios, que superan los 300.000 euros.
Pero poco importa esto a un paciente o, en este caso, a sus padres. Álvaro tiene ahora mismo seis años y medio. El pequeño -alicantino- padecía una leucemia linfoblástica aguda desde que tenía 23 meses. Su odisea incluye dos recaídas y un trasplante de médula ósea, terapias que no lograron vencer a la enfermedad, lo que sí consiguió en diciembre esta terapia, gracias a la cual ha podido retomar sus actividades normales.