"Dentro de ser una enfermedad no benigna, es de las mejores". Así define la vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia Carolina Moreno, también hematóloga del Hospital Sant Pau, la leucemia linfocítica crónica, la enfermedad que, casi con toda seguridad, padece el entrenador del Sevilla FC, Joaquín Caparrós, como anunció este domingo en rueda de prensa.
Por supuesto, la especialista no entra en detalles concretos sobre la patología del técnico, por desconocer su historial médico, pero su experiencia le permite hablar de las generalidades de la patología. Este aparente buen pronóstico, explicaría el buen humor con el que el entrenador anunció su enfermedad: "Sabéis que me hierve la sangre roja; ha habido un pique entre la sangre blanca y la roja; tengo una 'leucemia crónica'. Puedo hacer vida normal. Quiero disfrutar de mi profesión, no tengo tratamiento. Agradezco la oportunidad del club. Estoy más enchufado que nunca. No voy a hablar de este tema. Simplemente quiero que la gente se quede tranquila".
Este tipo de leucemia crónica -existe otro, la leucemia mieloide cronica- se caracteriza, en muchos casos, por no requerir de tratamiento durante muchos años. Ni siquiera las visitas al hematólogo -especialidad que se ocupa de esta dolencia- son frecuentes. "Es posible que baste con una al año, en la que se hacen unos análisis de sangre y una visita clínica", comenta Moreno.
Sin embargo, la hematóloga quiere dejar claro que esto no sucede en todos los casos. "Hay un pequeño grupo con un inicio de la enfermedad más agresivo que sí han de recibir terapia a los dos o tres años del diagnóstico", apunta.
Una enfermedad indolente
En otros casos, el periodo en el que se podría estar libre de tratamientos podría ascender hasta 20 años, según la experta. Teniendo en cuenta que es una enfermedad más frecuente en personas mayores -no es el caso de Caparrós, de 63 años-, puede ocurrir que la persona fallezca por otras causas sin llegar a necesitar terapia.
Una de las claves de este buen pronóstico -en los pacientes con inicio no agresivo- es que suele ser una dolencia que se detecta de forma muy precoz y casi siempre por casualidad, en un simple análisis rutinario.
Según explica la portavoz de la SEHH, la leucemia linfocítica crónica no es otra cosa que una enfermedad de la sangre en la que se acumulan los linfocitos en la sangre periférica, la médula ósea y los ganglios.
"Es una enfermedad indolente, el paciente puede hacer una vida absolutamente normal" recalca Moreno, que añade que en el caso de pertenecer al grupo de buen pronóstico la supervivencia con respecto a la población normal no tiene porqué variar.
Respecto a cuándo puede necesitar tratamiento -que sería de quimioterapia y/o inmunoterapia- la especialista señala que puede ser cuando se produzca anemia, se detecten las plaquetas muy bajas o los ganglios empiecen a aumentar hasta causar molestias al paciente.