Cuando eres mujer y la penetración vaginal te molesta tanto que imposibilita (vaginismo) o dificulta mucho (dispareunia) las relaciones coitales, la vida sexual puede convertirse en un quebradero de cabeza.
Sobre todo, porque la mayor parte de las relaciones heterosexuales giran en torno a la penetración vaginal… y claro, si quitas esta práctica de la ecuación, la sensación que tienen muchas personas es la de que están "limitadas".
Los motivos por los que una mujer puede sentir molestias durante la penetración son muy variados, pero todos están basados en un miedo que hace que, a modo de defensa, se contraiga el suelo pélvico, haciendo que los intentos de penetración sean muy dolorosos.
Miedo a las infecciones de transmisión sexual. Si este miedo existe, seguramente la mujer estará tensa durante el encuentro sexual, dificultando la penetración.
Problemas de pareja. Inseguridades, discusiones, celos o miedos hacia la pareja harán aumentarán la tensión corporal y vaginal.
Miedo al embarazo. El miedo a un embarazo no planificado hará que la mujer esté alerta durante el encuentro, se tense y la penetración duela.
Miedo al tamaño. La creencia de que la vagina es algo estrecho y frágil que no podrá albergar al pene hará que la mujer se enfrente al encuentro tensa y asustada.
Experiencias previas dolorosas. Si existe el recuerdo de experiencias de penetración dolorosas -ya sea por falta de excitación, por infecciones o irritaciones vaginales, abusos o violaciones- la mujer asociará la penetración al dolor y, por tanto, su cuerpo se defenderá tensándose.
La falta de deseo y excitación. Por supuesto aunque no haya ningún miedo, si la mujer no siente deseo o excitación será bastante probable que la penetración le resulte dolorosa.
Trabajo puerta con puerta con la fisioterapeuta Teresa Palacios, con la que enfoco de manera conjunta los casos de vaginismo y dispareunia, realizando un abordaje multidisciplinar del problema.
"La fisiosexología es la rama de la fisioterapia del suelo pélvico enfocada a la sexualidad. En mujeres con dispareunia y vaginismo es frecuente encontrar tensiones y falta de flexibilidad de la musculatura y el resto de tejidos del suelo pélvico", explica Palacios.
Por lo general, las mujeres que tienen dificultades con la penetración suelen sufrir bastante por ello, pues condiciona sus relaciones sexuales, sus vínculos de pareja, su forma de ligar y de conocer a una persona nueva… Aunque la penetración vaginal es sólo una práctica más, culturalmente se le da una relevancia exagerada.
Es por ello que, muchas veces, la urgencia por solucionarlo las lleva a comprar dilatadores -unos dildos para introducirse en la vagina- o a acudir al ginecólogo, buscando una forma física y mecánica con la que aliviar su sufrimiento de inmediato.
"Las disfunciones sexuales pueden tener causas muy diferentes. Por este motivo es necesario un enfoque global que incluya un abordaje emocional y físico para lograr mejores resultados", señala Teresa Palacios.
Iris Martínez, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja, ve en su consulta que "cuando existe una dificultad concreta en la que no se permite que el pene entre en la vagina, se detecta rápidamente como un problema. En cambio, los dolores o molestias son una cosa más bien normalizada, tanto por el médico como por las mujeres que sufren esas molestias".
Es decir, "todo lo que implique que el hombre no obtenga su placer sexual constituye un problema, mientras que las molestias de ella no lo son tanto. Me resulta curioso como aún vemos este tipo de patrones en la consulta, pues son un reflejo de la forma en la que entendemos el sexo", valora la especialista.
Realizar un buen diagnóstico de estos dolores es fundamental para poder realizar un abordaje del problema adecuado. Cuando hay un buen diagnóstico, solucionar este tema suele ser algo bastante más fácil y rápido de lo que se cree; el pronóstico es muy bueno y merece la pena ponerse manos a la obra a trabajar con un especialista.
*Ana Lombardía es psicóloga y sexóloga.
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