No es raro en la actualidad leer noticias sobre mujeres que han sido madres muy cerca de los 50, tanto por debajo como por encima de esta cifra. En 2016 daba a luz en España una mujer de 62 años, que acudió a un especialista que no ha desvelado para protagonizar su polémica maternidad tardía. Pero todos estos casos, incluyendo los de famosas -el último es el de la presentadora Toñi Moreno, embarazada por primera vez a sus 46 años- tienen un denominador común: los bebés son fruto de distintas técnicas de reproducción asistida, la mayoría utilizando óvulos de donante.
Ahora, un procedimiento quirúrgico utilizado hasta la fecha para preservar la fertilidad de mujeres afectadas por determinadas enfermedades se vislumbra como un modo de retrasar la menopausia hasta 20 años y dejar a las mujeres ser madres de forma natural cuando su cuerpo lo impide. Aunque la técnica permitiría teóricamente una maternidad natural sin límite de edad, el experto en fertilidad que la ha creado cree que tendría que haber una autorregulación parecida a la que existe en técnicas como la fecundación in vitro.
La utilización de la técnica viene con cierta polémica, puesto que se trata de un procedimiento ideado para mujeres enfermas y no para retrasar la maternidad en mujeres sanas que lo deciden por motivos personales o profesionales. Tampoco han nacido niños fruto de esta aplicación de la técnica, que se ha llevado a cabo con este fin en nueve mujeres británicas menores de 40 años, que han pagado entre 6.500 y 12.000 euros por entrar al quirófano y que un equipo de cirujanos les retiren tejido ovárico, que será congelado hasta que quieran ser madres.
Un procedimiento privado
El coste de la técnica la han abonado a una compañía privada, ProFam, que es propiedad de un pionero en reproducción asistida, Simon Fishel. El médico afirma que devolver el tejido descongelado a una zona del cuerpo con un buen flujo sanguíneo -incluyendo la axila- haría que las hormonas que la menopausia se ha encargado de que el cuerpo deje de producir volvieran a fluir de forma natural y, con ellas, la producción de óvulos que se detiene en este periodo de la vida.
Mientras que la administración de estimulación ovárica -lo que se utiliza en las técnicas tradicionales de reproducción asistida- fomenta la producción de un número relativamente bajo de ovocitos, la nueva técnica haría -según su creador- que se produjeran muchos más.
Afirmó que el procedimiento descarga "las hormonas normales de la premenopausia" de forma más natural y rítmica que la terapia de sustitución hormonal. Además, anunció que más de 100 mujeres han solicitado someterse a esta técnica desde que el domingo se difundió su existencia en The Sunday Times.
Sin embargo, tanto este periódico como otros medios ingleses han consultado a expertos independientes que no se muestran tan entusiastas con la idea de meter en quirófano a mujeres sanas para fomentar que puedan tener hijos a la edad que quieran. La ginecóloga Geeta Nargund declaró: "Existen muchas incógnitas sobre la eficacia en este momento. No sabemos cuánto tiempo estaría activo el tejido ovárico insertado a posteriori y ya tenemos terapia de sustitución hormonal con eficacia demostrada en numerosos ensayos clínicos".
El exdirector del Centro para la Salud Reproductiva de la Universidad de Edimburgo, Richard Anderson, declaró a The Guardian que él lleva 25 años llevando a cabo implantes de tejido ovárico en personas enfermas -en ese caso, el reimplante se hace en las trompas de falopio, la principal diferencia con la nueva variable- y que no era "nada nuevo" que el trasplante restaurara los niveles hormonales. "Lo que está menos claro es si hay una forma segura y efectiva de hacerlo", añadió.